MELBOURNE, AUSTRALIA.- Con 23 títulos de Grand Slam en su poder, Serena Williams es sin duda, una de las más grandes tenistas de todos los tiempos.
Claro, está que desde tomó una raqueta, al poco tiempo de cumplir cuatros, con excepción de su hermana Venus, en realidad pocas jugadoras han sido capaces de hacerle frente a su superioridad.
Su padre Richard, no se equivocó cuando aseguró que tendría a las «próximas Michael Jordan» con relación a la capacidad y dominio que desde pequeñas mostraron las hermanas Williams. Y es que prácticamente desde siempre este antiguo responsable de una empresa de jardinería, tuvo la idea de convertirlas en campeonas desde su mismo nacimiento.
Cuando veía por televisión Roland Garros, Richard se quedaba impresionado por la cuantía del cheque que recibían los ganadores. Entonces decidió enfocar a sus criaturas a este deporte, iniciándose en sus fundamentos a través de los libros y de los videos.
Célebres desde su infancia -el New York Times publicó un artículo sobre ellas cuando tenían solo 10 años-, fue Serena la que inauguró el rico palmarés familiar en Grand Slam. Logró el US Open en 1999, justo antes de cumplir 18 años.
Luego fue Venus la que se convirtió en número 1 mundial en 2002, poco antes que su hermana. Del Roland Garros de ese año al Abierto de Australia 2003, los cuatro grandes tuvieron el mismo cartel en la final: Williams contra Williams. Lo nunca visto.
Rápidamente llegó el dinero, las marcas atraídas por estas dos singulares adolescentes que firmaban contratos de millones de dólares en una familia de 9 miembros, con otros cinco hermanos aportados por los padres de anteriores uniones.
Luego las trayectorias se separaron. Mientras Venus se mostraba como una especialista en la hierba de Wimbledon, donde ganó cinco veces, Serena extendió su dominio a todas las superficies gracias a una táctica simple: Aprovechar su incomparable potencia para golpear lo antes posible, lo más fuerte posible y así ganar por KO.
La clave estaba en no desgastarse en largos intercambios donde sus kilos de músculos finalmente supondrían una carga a mover.
¿Sus armas? Un servicio que en ocasiones superó los 200 km/h y el golpe de derecha. La confianza también, porque sabía que si jugaba su mejor tenis, nadie podría ganarla.
Sin embargo, también han existido los momentos de apuro en la carrera de Serena. En 2003-2004 estuvo de baja ocho meses tras una operación en la rodilla. Sólo tenía 21 años.
Pero volvió al máximo nivel y solo los problemas físicos la separaron de la victoria. En 2010 se destrozó los pies al caminar sobre cristales rotos y en marzo de 2011 sufrió una embolia pulmonar que le pudo costar la vida.
Incluso en el marco de Roland Garros, fue abucheada por los aficionados, cansados de su dominio.
Todos estos problemas, pero sobre todo la desaparición de su hermana Yetunde, que murió de un disparo en Los Ángeles en septiembre de 2003, terminaron por convertirla más humana especialmente ante los ojos del público.
Con un palmarés interminable (72 títulos de individuales en total) lo único que se le resiste es lograr el verdadero Grand Slam, los cuatro grandes el mismo año. Se le ha escapado en varias ocasiones. ¿Lo conseguirá en 2017?, con el dominio que mostró en Melbourne, no se antoja lejana la idea…
De hecho, puede que la marca absoluta de títulos de Grand Slam (24), en manos de la australiana Margaret Court, podría caer esta misma temporada.
jcrh