ESTADOS UNIDOS.- Pocos atletas en el mundo, tienen la capacidad de sorprender y destacar en escenarios tan demandantes como los Juegos Olímpicos y el futbol americano de la NFL.

Bob Hayes, velocista de Estados Unidos, pertenece a este grupo de hecho, es el único miembro de tan selecto sector. Medallista de oro en Tokio 1964, dentro de los emparrillados logró en 1972 con los Vaqueros de Dallas, coronarse como campeón.

Fallecido en 2002 a los 59 años, sus demostraciones en Tokio, marcaron toda una época, como antes de él Jesse Owens, el tetracampeón olímpico de Berlín 1936, y después de él Carl Lewis y hoy en día Usain Bolt.

En la final de los 100 metros, en una pista encharcada, Hayes firmó un tiempo de 10 segundos e igualó el récord del mundo. Con un lugar ya en los libros de historia, coronó su desempeño olímpico en los relevos 4×100. Protagonizó una remontada de antología y cruzó la meta con tres metros de ventaja sobre sus rivales, dando una sensación de potencia nunca igualada. El crono final fue de 39.06 segundos, nuevo récord mundial.

Tras estos logros, en 1965 fue elegido por los Vaqueros de Dallas de la NFL. Con ellos, jugó 10 temporadas y ganó el Super Bowl en 1971. Posteriormente pasó a los 49ers de San Francisco, para terminar en 1975 su carrera profesional. A lo largo de 132 partidos en la NFL, atrapó 371 pases y marcó 71 touchdowns.

En el 2009, fue entronizado al Salón de la Fama de la NFL de forma póstuma, como uno de los grandes receptores que alguna vez tomaran parte en este deporte.

jcrh