NICARAGUA.- Los amantes del deporte extremo, han encontrado una nueva forma de llenarse de adrenalina. Esto gracias al llamado «volcano board», que no es otra cosa que deslizarse cuesta abajo en una tabla, por la ladera de un volcán hasta alcanzar los 80 kilómetros por hora.
En este caso, hablamos del Cerro Negro de Nicaragua, lugar que atrae anualmente a 50.000 osados turistas, principalmente estadounidenses, alemanes, canadienses, franceses, austriacos y británicos, según cifras del Instituto de Turismo.
El Cerro Negro, de 728 metros de altura, es el segundo volcán más joven del planeta, después del Paricutín de México, y uno de los más explosivos de Centroamérica. En 1850 expulsó lava y cenizas sobre una planicie de la cordillera de los Maribios, en el occidente del país, y ha hecho erupción al menos diez veces desde entonces.
En el sitio en que reposan unas enormes piedras negras, residuos de la última erupción, empieza el recorrido. Con sus tablas a cuestas y bajo un sol que abrasa, los turistas inician el ascenso por un estrecho camino. Todos lucen relajados y optimistas.
El «volcano boarding» se practica en el Cerro Negro desde 2005 y el interés por el deporte ha ido creciendo, pese a que de vez en cuando un turista se fractura un hueso, según reconocen los guías.
El costo para ingresar al lugar donde se encuentra el volcán es cinco dólares y los empresarios relacionados con la actividad estiman que cada turista gasta unos 50 dólares diarios, precios muy accesibles para emociones tan grandes.
jcrh