LA HABANA, CUBA.- Este sábado, Fidel Castro llega a 90 años en una Cuba que hoy en día es muy diferente a la que en su momento.
Bajo la tutela de su hermano Raúl, la isla implementa una modesta apertura a la iniciativa privada, políticas de descentralización y el acercamiento a su archienemigo de décadas, Estados Unidos. Y aunque muchos aspectos económicos y sociales no cambiaron.
En términos generales, la Cuba de hoy es bastante diferente a la que él lideró por 47 años.
A lo largo de esta pasada década, cientos de miles de cubanos se convirtieron sin retorno en modestos emprendedores, abandonaron sus puestos estatales y compraron o vendieron casas, vehículos o negocios, algo que Fidel Castro siempre vio –desde su perspectiva de fuerte control estatal– con desagrado, aunque le tocó hacer pequeñas concesiones aperturistas en los años 90.
En los últimos años, Cuba también vio el acceso a los teléfonos celulares, el internet y el levantamiento de las restricciones para salir y entrar del país, que propició una fuerte emigración, incluidos.
Para muchos al interior o en el exterior, uno de los rasgos más destacables de Fidel será su nacionalismo, que lo llevó a desafiar a su poderoso vecino del norte, defender a los países subdesarrollados y a buscar construir una sociedad más justa con seguridad social, educación y salud para las mayorías.
Sus críticos, sin embargo, ven a Fidel Castro como el símbolo del empobrecimiento de la infraestructura o la productividad del trabajo, el escaso consumo en la isla o del ascenso de las políticas de izquierda en el continente.
jcrh