Mientras el Ejecutivo se jacta del número de empleos generados en abril, que en apariencia son signos de que la economía del país se está recuperando el contrasentido que en el mismo mes, la crisis del mercado laboral en los estados petroleros se profundiza. El empleo formal en Campeche tuvo un decrecimiento de 12.4 por ciento a tasa anual y Tabasco registró tasa negativa de 8.4 por ciento anual, de acuerdo al reporte mensual del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Los datos muestran que Veracruz, que también es un estado con dependencia de la industria petrolera, tuvo un decrecimiento del empleo en abril de 2.5 por ciento anual, mientras que Tamaulipas, que también presenta actividad petrolera, reportó un crecimiento del empleo de apenas 1.3 por ciento a tasa anual.

De los cuatro estados petroleros, Campeche es el que registra el mayor periodo de pérdida de empleos formales, pues al mes de abril de 2016 el estado hila 19 meses con empleo a la baja. En términos absolutos, de abril de 2015 a abril de 2016, Campeche reporta la pérdida de 18 mil 234 empleos formales, por lo que actualmente tiene 128 mil 858 trabajadores inscritos en el Seguro Social.

En el mismo periodo, Tabasco perdió 16 mil 643 empleos formales, por lo que al mes de abril de este año cuenta con 181 mil 718 trabajadores asegurados, mientras que en Veracruz en un año se perdieron 14 mil 994 empleos formales, de tal forma que al mes de abril de 2016 hay registradas 728 mil 442 plazas.

La crisis del petróleo iniciada a mediados de 2014, tiene paralizados a los estados petroleros, sobre todo a Campeche, razón por la que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, anunció este jueves un plan para otorgar diversos beneficios fiscales a los contribuyentes de los estados afectados por los precios del crudo.

De acuerdo a estas cifras, no van al optimismo generado por el Ejecutivo que parece vive en otro país o bien quienes le ponen al día por cuanto a los acontecimientos nacionales, y continúa enarbolando una bandera de optimismo que no es nada congruente con la realidad que viven estas personas, no únicamente quienes trabajaron en el ramo petrolero, sino también comercios, restaurantes, hoteles que con el cierre de instalaciones y recorte de personal su economía se ha resquebrajado.

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