CIUDAD DE MÉXICO,- Un grupo de investigadores de la UNAM estudia la relación entre la enfermedad con los procesos inflamatorios y la obesidad, debido a que en México cada vez son más los casos del mal de Alzhéimer entre la población joven. El proyecto es una investigación a nivel de ciencia básica que podría ayudar en el desarrollo de nuevos tratamientos preventivos contra la enfermedad, aseguró la doctora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Leonor Pérez Martínez.
Los científicos utilizan ratones modelo de la enfermedad para definir los mecanismos moleculares que la inflamación conlleva a la neurodegeneración y la pérdida de la memoria, y así identificar moléculas que pudiesen ser blancos terapéuticos.
Una de las ramificaciones de esta investigación se enfoca en la búsqueda de compuestos con propiedades antiinflamatorias que a futuro se puedan usar en la rehabilitación, indicó la investigadora en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Por su parte, el académico Gustavo Pedraza Alva detalló que su trabajo tiene como eje rector la interrogante de cómo un proceso inflamatorio afecta el desarrollo de la patología de la enfermedad del Alzhéimer.
Precisó que para entender mejor el proceso inflamatorio es necesario tener claro que un proceso irritante clásico se produce tras una picadura, un golpe o alguna lesión, el cual se caracteriza con dolor, inflamación, enrojecimiento y calor.
Por lo que en el caso relacionado con el desarrollo de ciertas patologías, entre ellas la enfermedad de Alzhéimer, es un proceso inflamatorio que no se apaga de manera rápida, sino que es permanente porque el agente que lo detona no es eliminado.
Por su parte, la investigadora indicó que existen estudios epidemiológicos que revelan una asociación entre la pérdida de procesos cognitivos (demencia) y ciertas condiciones de la obesidad. De acuerdo con ambos investigadores, esa asociación entre los hábitos de vida como la obesidad y el desarrollo de trastornos demenciales podría ser la causa de que más gente joven presente esta enfermedad.
“Sin embargo, se ha demostrado que el medio ambiente es fundamental, si existe una estimulación somatosensorial constante, pues se puede controlar un proceso inflamatorio e incluso revertirlo y ello tiene efectos benéficos sobre diversas patologías, incluyendo las del sistema nervioso central”, precisan los investigadores.
Los especialistas mencionaron que ante estos estudios montaron un ambiente enriquecido, en donde los ratones son expuestos y se les aplican estímulos mediante diferentes olores. “Montamos un modelo de ambiente enriquecido en nuestro bioterio, donde cohabitan animales que han desarrollado el síndrome metabólico a través de una dieta alta en grasa (desregulación del metabolismo de la glucosa)”, explicó la investigadora.
Hasta el momento, los científicos encontraron que gracias a ese ambiente enriquecido (estímulos constantes), gran parte de los parámetros del síndrome se revierten. El académico Pedraza Alva agregó que aun cuando esos animales no pierden peso, recuperan su tolerancia a la glucosa y vuelven a ser sensibles a la insulina.
Derivado de los trabajos realizados, los investigadores identificaron que la ingesta exacerbada de lípidos o cualquier otro nutriente inicia un proceso inflamatorio en el tejido adiposo de manera crónica, proceso que desregulará las funciones de otros órganos como el cerebro, lo que deriva en enfermedades.
“Muchos equipos científicos están tratando de investigar si el proceso inflamatorio derivado de malos hábitos de vida (obesidad), podría ser el inicio del Alzhéimer, aun cuando la persona no está predispuesta genéticamente”, indicó el científico.
Los investigadores señalan que la posible causa en el incremento de casos de Alzhéimer a edad temprana, tomando en cuenta la relación entre los procesos inflamatorios y la patología de la enfermedad, tiene una posible respuesta en la obesidad de la población mexicana.
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