El incremento de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) por actividades antropogénicas y que está terminando por afectar los ciclos de vida del océano, alerta a investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), quienes analizan la química del Océano Pacífico ante el indicio de que se está acidificando por el dióxido de carbono (CO2)
Muestra de ello son los daños que están teniendo los criaderos de ostras de la costa oeste del continente americano y la capacidad de los pequeños caracoles del mar, que constituyen un alimento importante para el salmón y el arenque.
Uno de los principales científicos del Laboratorio Marino Ambiental del Pacífico de la NOAA, Richard Feely, advirtió que esa acidificación continuará acelerándose a un ritmo similar en que aumentan las emisiones de CO2 atmosférico.
Por ese motivo, a bordo de la nave de NOAA Ronald H Brown, 36 científicos de Estados Unidos, México y Canadá zarparon este jueves para navegar durante un mes las costas del Pacífico para recoger datos que permitan medir la acidez, temperatura, oxígeno y clorofila de 16 localidades clave.
También se desplegarán redes de arrastre para probar los caracoles de mar y otras plantas y animales del océano para analizar la forma en que están siendo afectados por la acidificación de las aguas.
Los científicos del Centro de Ciencias del Noroeste Pesca de la NOAA y el Centro Tiburon Romberg en la Universidad Estatal de San Francisco estudiarán cómo la acidificación de los océanos contribuye a la proliferación de algas nocivas.
Tal es el caso del fenómeno expansivo de 2015 que afectó la pesca lucrativa en la Costa Oeste de especies como el cangrejo Dungeness y el cangrejo de roca.
Algunos de los otros factores científicos del océano que se medirán son la temperatura del agua, la salinidad y los nutrientes, así como sus efectos en la biodiversidad marina, que constituyen parte de nuestra base alimentaria.
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