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Carlos Kasuga, el japonés que ama a México

Carlos Kasuga, el japonés que ama a México

MÉXICO.- Carlos Kasuga Osaka, es hijo de inmigrantes japoneses que durante los años 30 tuvieron la gran visión de escoger el suelo mexicano como su hogar. Ferviente enamorado de nuestro país, se describe como alguien “de fabricantes japoneses, pero ensamblado en México” y como declara de manera efusiva en sus presentaciones: “lo que está hecho en México, ¡está bien hecho!”.

Recibió todos los valores de la cultura japonesa en casa al mismo tiempo que en la escuela recibía la cultura mexicana; realizó sus estudios de primaria en el Liceo Alemán y en cuanto hubo oportunidad sus padres lo enviaron a perfeccionar su japonés a la tierra del sol naciente.

A los 18 años, después de ver la fabricación de artículos de hule en la primera Feria Internacional de Maquinaria Japonesa, comenzó su primer negocio: fabricación de juguetes inflables.



Para lograr emprender dicho negocio primero trabajó en una empresa de juguetes inflables en Japón y aprendió a utilizar el equipo técnico y cómo repararlo. Después, con apoyo de su padre, invirtió en la maquinaria para montar en México una pequeña fábrica que después se convirtió en su compañía de juguetes inflables, llamada Distribuidora Kay.

En esta etapa, Carlos Kasuga tuvo que combinar sus estudios de contaduría con el aprendizaje de iniciar un negocio. Con la ayuda de su padre pudo sacar adelante ambas cosas.

El espíritu emprendedor de Carlos Kasuga lo llevó a invertir en acciones de Yakult y comercializar la bebida láctea fermentada en México. Durante su primer año vendió en México alrededor de 2 mil 258 frascos al día, cifra que actualmente asciende a más de 3 millones al día. Esto es posible, en gran medida, gracias al modelo de venta directa que da empleo preferentemente a amas de casa y sus leales consumidores.

Debido a esto, se le conoce y reconoce como un líder en el sector empresarial, donde no deja de expresar su orgullo de ser mexicano y de tratar de dejar huella en todo lugar donde pueda trabajar.



Kasuga es un ciudadano que ha encontrado la manera de demostrar su gratitud a la sociedad compartiendo el conocimiento que ha generado con su experiencia. Ha sabido aprovechar lo mejor de dos culturas (mexicana y japonesa) para su desarrollo personal y profesional.

Es un hombre práctico y disfruta de compartir sus ideas. Es fácil notar el gusto con el cual imparte sus conferencias. Por más veces que lo haga, sus relatos no dejan de ser espontáneos, frescos, sus expresiones carismáticas y su palabra certera.  No queda duda de que Kasuga no sólo es un renombrado empresario sino también un buen orador.

Para cambiar la cultura en México y fomentar el respeto a las mayorías y a lo ajeno (entre otros) propone invertir en la educación formativa. Esta educación de la que habla Kasuga no debe confundirse con la educación instructiva que dan en la escuela. La educación formativa es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.

En sus propias palabras: “para tener una empresa de calidad, una familia de calidad, una institución de calidad, un país de calidad, lo primero que tenemos que hacer es empezar por nosotros mismos y con nuestra gente ir formando hombres de calidad”.

jcrh