LOS ÁNGELES, CALIFORNIA,- Muchas personas después de haber terminado su rutina de ejercicio o la práctica de algún deporte, muy a menudo, atienden el aspecto social. Es muy frecuente que después de una carrera agotadora o al término de un juego deportivo terminen saboreando una rica cerveza helada.
Si nos limitamos al consumo energético, tenemos que un tarro de cerveza equivale a 200 calorías, por lo que el consumo de este preciado líquido, significa recorrer grandes distancias para compensar el consumo excesivo. Durante el ejercicio, se pierde agua y electrolitos a través del sudor. Tras el ejercicio, es importante rehidratar, así como abastecer el cuerpo con una nutrición adecuada para ayudar a recuperarse y adaptarse.
Para lograr esto, muchos toman bebidas deportivas, que contienen electrolitos, tales como potasio y sodio. A pesar de que contiene menos de sodio, la cerveza puede ser de hecho muy similar a muchas bebidas deportivas. Así que usted puede preguntar: ¿por qué no acaba de beber cerveza en su lugar, ya que contiene muchos de los nutrientes beneficiosos de una bebida deportiva?
La principal preocupación es que el alcohol podría afectar la recuperación del ejercicio y la propensión a las lesiones. Desafortunadamente, algunas investigaciones sugieren que el alcohol afecta negativamente y puede aumentar la incidencia de lesiones.
Los estudios han demostrado que el consumo de alcohol afecta negativamente a muchos de los procesos en el músculo como el de eliminar las proteínas dañadas y sustituirlas por otras nuevas. Cuando se trata del hígado, en relación con el ejercicio, el hígado es una de las principales reservas de glucógeno y, a pesar del valor nutritivo de la cerveza, hay alguna evidencia de que el alcohol afecta el almacenamiento y liberación de glucosa en el hígado.
El consumo de alcohol en exceso también puede suprimir la capacidad del músculo para actuar como un «sumidero de glucosa». Un beneficio importante para la salud es el control de azúcar en la sangre, lo que ayuda a evitar la diabetes. Aún así, el alcohol puede oponerse al efecto sensibilizador del ejercicio en el control de los niveles de azúcar en la sangre.
También el consumo de alcohol, puede conducir a desequilibrios hormonales. Por ejemplo, el alcohol aumenta las hormonas catabólicas como la hormona cortisol que desencadena el estrés. Al mismo tiempo, el alcohol puede disminuir las hormonas anabólicas, como la testosterona, que ayudan a construir músculo. Los cambios a largo plazo en el equilibrio de estas hormonas puede ser malo para su salud.
Entonces, ¿es correcto tomar una cerveza después de una carrera? Es la ingesta de alcohol, a pesar de su valor calórico el que puede afectar negativamente las respuestas al ejercicio. El consumo excesivo de alcohol podría afectar aspectos de la recuperación, adaptación e incluso afectar los beneficios de salud a largo plazo. Aún así, estas conclusiones deben ser colocados en su contexto.
Sin embargo, en muchos casos, el consumo moderado de alcohol se ha demostrado ser, en general ser protector, más que perjudicial.
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