CIUDAD DE MÉXICO,- Hubo un tiempo en este país que llegaron a establecerse ciertas jerarquías: la clase rica, clase media y clase pobre, frente a estos tres niveles se podía el ciudadano de este malogrado país, darse el lujo de ahorrar previendo en parte el futuro.
Sin embargo los tiempos cambian y la palabra ahorro es un vocablo que no encaja en la actualidad y menos frente a un panorama de caos económico. Antaño el interés que solía generar una cuenta de ahorros obedecía en parte al monto del capital ahorrado, pero ahora este factor endémico genera un atractivo cuando el cuentahabiente posee un capital mayor a cinco ceros, de otra forma recibe centavos por pesos guardados en la institución bancaria.
La falta de empleo y las malas experiencias con las instituciones -Ficrea quien abusó de los ahorradores- y ¡les robó! su dinero y puso término a un futuro, a través de estos resultados es que los connacionales -alrededor de once millones- desistieran de ser parte de un programa financiero en los últimos tres años de acuerdo a la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera.
Las pensiones -Afores y toda su gama-, el dinero lo aplica el gobierno para cubrir compromisos y quien dispone de una determinada cantidad, pensando en su futuro, debe entender que cuando llegue el momento chocará contra un muro porque quienes manejan ahora su codiciada posesión les negarán la posibilidad de recuperar su dinero y mucho menos pensar en devengar intereses.
Si bien la cifra de quienes abandonaron el sistema a través de cuentas o tarjetas de nómina, inversiones, se debe agregar una cifra de alrededor de 31.6 millones de adultos que nunca han tenido una cuenta, por lo que son un total de 42.6 millones, el 56 por ciento del total de adultos quienes están ajenos a los canales formales de ahorro.
Es entendible que aquellos ciudadanos que durante un tiempo fueron parte del sistema bancario y que ante el hecho de no contar con un empleo, dejaron de lado sus intenciones. Otros cuyos ingresos apenas alcanzan para comer y poco o nada dedican a compra de ropa, pago de renta, educación, etc. Difícilmente pensarán en el uso de la banca móvil.
O aceptar la invitación de las instituciones bancarias -aquellos que pueden- para hacer uso de los servicios financieros a través del uso de una tarjeta y choca este propósito porque la población carece de la educación financiera para que pueda prevalecer un crecimiento sostenido. El 75 por ciento de los adultos tiene celular, pero casi la mitad no tiene una cuenta de banco.
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