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Cuentos Políticos: Hillary y los presidentes de EEUU

Cuentos Políticos: Hillary y los presidentes de EEUU

¿Qué suerte nos espera a los mexicanos en el afortunado evento que Hillary gane las elecciones, si no perdemos de vista las catastróficas relaciones de México con ella raíz del irracional encuentro de Peña Nieto con Trump, el peleador callejero…? ¿Serán 2 años de echar mano de la operación cicatriz, 2 años tortuosos entre Los Pinos y la Casa Blanca? ¿Hillary invitará a Peña a la toma de posesión? No nos lo merecemos…

Bien vale la pena repasar a vuelo de pájaro y en este reducido espacio, el comportamiento y la visión de algunos de los presidentes estadounidenses en relación a México: Jefferson sostenía hace más de 200 años que esperaría a que la población de EU creciera lo necesario para “arrebatarle parte por parte” sus colonias a España…” ¿Palabras proféticas?

John Quincy Adams mandó a Joel Robert Poinsett como embajador a México. Entre sus funestas actividades ayudó a asestar un golpe de Estado en contra de Gómez Pedraza, quien obtuvo la mayoría de los sufragios. ¡Era el primer golpe de Estado en el México independiente! ¿Más? Poinsett vino con 5 millones de dólares a comprar territorio mexicano, todavía por las buenas…



¿James Monroe? Fue el creador, como su nombre lo indica de la Doctrina Monroe: “América para los americanos”, declarada por Barack Obama recientemente simplemente “derogada” por su descarada implicación imperialista defendida en su momento con la “Diplomacia del Dólar” de terrible recuerdo…

El presidente Tyler ya había amagado con invadir México al enviar tropas, en 1844. James Knox Polk, “Polk, el Mendaz”, el más funesto de todos, padecía como Trump, la obsesión de escarmentar a México, hasta inventar una guerra injusta, mediante la cual se nos despojó de 2 millones de kilómetros cuadrados, la mitad de nuestro país. ¿Cuándo acabarían las disputas…?

¿El sucesor de Polk? Nada menos el general invasor: Zachary Taylor, el encargado, en septiembre de 1846, de devastar Monterrey… Su prestigio militar, su perfil de héroe, capitalizado como imagen política, como el caso de Grant y Eisenhower, entre otros más, le valió el acceso a la Casa Blanca.

Franklin Pierce, demócrata, envió al nuevo Poinsett, un tal  embajador James Gadsden, para ofrecerle a Santa Anna, el “Quince Uñas” (le faltaba una pierna), un acuerdo sobre el Istmo de Tehuantepec… Vino a comprar y Santa Anna le vendió la Mesilla.  Imposible olvidar cuando Gadsden, emisario de Pierce, “…ponía de manifiesto su convicción que a Norteamérica le asistía el derecho de decidir… cuando convenía mantener a un gobierno en el poder o en qué momento se debían facilitar a sus enemigos los medios para derrocarlo.” ¿Qué tal? A los hechos…



Es sabido que Hillary nunca estuvo de acuerdo con la suscripción del TLC cuando Bill era preidente de Estados Unidos. Ella, como candidata, ha declarado, una y otra vez, durante su campaña, su decisión de modificar el tratado, sin que yo haya percibido la intención ni del gobierno ni del sector privado de defender los intereses comerciales de México en EU. ¿Quién defiende a México, caray…?

Las perspectivas no son fáciles: Hillary se ha negado a recibir a Peña Nieto. No lo quiere ver ni en foto. Si nuestras relaciones con Washington han sido complejas y hasta traumáticas, no ayuda en nada la torpeza cometida al recibir a Trump en la casa de los mexicanos: Los Pinos. ¡Horror!

 (CONTINUARÁ)

@fmartinmoreno