En este preocupante momento político internacional conviene recordar aquella vieja sentencia: “Cuando a Estados Unidos le da gripa a México lo ataca una pulmonía.”
¿Y cómo no preocuparnos si puede llegar al máximo poder mundial un peleador callejero de extracción fascista, quien, por si fuera poco, odia a México entre otras pasiones y rabietas? Porfirio Díaz supo de 8 presidentes norteamericanosdurante los 30 años interminables de la dictadura, 5 de ellos de Ohio: ahí desfilaron Rutherford Hayes, James Garfield, Chester Arthur, Grover Cleveland, Benjamin Harrison, William McKinley, Theodore Roosevelt y William Howard Taft, quien colaboraría eficientemente en su derrocamiento, entre otros protagonistas más.
De los ocho, 6 eran republicanos y 2 demócratas. Sin embargo, todos aprobaron las condiciones que Díaz otorgó al desarrollo de la inversión norteamericana en México, al extremo que México atrajo más capitales de EE.UU. que cualquier otro país en el mundo, al extremo que la inversión norteamericana controlaba 82% de la minería.
El presidente Madero fue brutalmente asesinado diez días antes que Woodrow Wilson tomara posesión como Jefe de la Casa Blanca.El malvado embajador Henry Lane Wilson ya había sido declarado persona non grata por el propio Madero y, sin embargo, gracias a la indolencia de Taft, se ejecutó el doble magnicidio.
¡Claro que Wilson se negó a reconocer la sangrienta dictadura de Victoriano Huerta, y en sus afanes de derrocar a la nueva tiranía invadió nuestro país ocasionando la destrucción de Veracruz y volvió a invadirlo en su búsqueda furiosa de Pancho Villa, el autor del atentado en Columbus, Nuevo México al ordenar la Expedición Punitiva, suceso que ni siquiera consignó en su informe al Congreso…!
¿Cómo olvidar a Calvin Coolidge, republicano de Vermont, quien animó la fundación el PRI, entonces PNR… Para esto y para “resolver” la guerra cristera a través del “modus vivendi” (pacto de impunidad recíproca) Coolidge se valió de un financiero profesional, asistente y socio del magnate J.P. Morgan: Dwight Morrow, de ingrato recuerdo especialmente para los cristeros, quienes querían pelear hasta imponer en la presidencia a un representante de Jesucristo. Tampoco dejemos en el tintero los planes del tal Coolidge de invadir México cuando Calles promulgó su famosa ley petrolera.
¿Y Lyndon Johnson no desestabilizó al país en 1968 para derrocar a Díaz Ordaz e imponer a Corona del Rosal? García Barragán, Secretario de la Defensa, rechazó el golpe de Estado propuesto por Johnson a través del embajador Fulton Freeman.¿Y Ronald Reagan no ignoró las formas diplomáticas más elementales y abrió sus propios canales de “diálogo” con actores de la política nacional, mientras el Departamento de Estado presionaba a México para que modificara su política en Centroamérica?
El día de hoy nos conviene el triunfo de Hillary (fue una mala candidata pero podría llegar a ser una gran presidente) en el entendido que si le va bien a ella, nosotros correremos, con sus bemoles, con la misma suerte. Ahora bien, si llegara Trump a destruir la economía yanqui, entonces ni la virgen de Guadalupe podría hacer ya nada por nosotros… Hillary nos entiende mejor, si es que algún presidente de Estados Unidos no ha entendido bien… Seguimos siendo “vecinos distantes…”
(CONTINUARÁ…)
@fmartinmoreno