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El “boom” del turismo sexual en Francia y la ley antiprostitución

El “boom” del turismo sexual en Francia y la ley antiprostitución

FRANCIA

Son las 12:30 de la tarde y una mujer francesa de 23 años se alista para dejar su diminuto y desordenado departamento. Hace unos minutos, se depiló las piernas en el baño y ahora está secando su lacio cabello castaño. Agathe no se está preparando para ver a su novio. A la una de la tarde, tendrá una cita con un potencial ‘sugar daddy’ que ronda los 40 años.

Agatha, quien pidió a VICE News no usar su nombre real para salvaguardar su identidad, se mudó hace un año a París desde el sur de Francia para estudiar y convertirse en paramédica. Su colegiatura ronda los 9.000 euros al año, así que cuando su préstamo bancario se agotó, Agatha se inscribió en Seeking Arrangement, un sitio web de citas fundado por el millonario emprendedor Brandon Wade.



El sitio es descrito como un lugar donde «gente hermosa y exitosa se beneficia de relaciones personales». La página fue lanzada en Francia hace dos años y pronto creció hasta 40.000 nuevos usuarios. La web es una intermediaria entre ‘sugar babies’ — usualmente estudiantes jóvenes, mujeres, que necesitan un ingreso extra — y ‘sugar daddies’ — casi siempre hombres maduros en busca de «compañía».

Los detractores de la página aseguran que Seeking Arrangement estimula una nueva forma de prostitución, en la que el sexo no tiene una tarifa explícita, pero está dentro del arreglo entre los usuarios. De acuerdo con una nueva ley antiprostitución aprobada en Francia, los proveedores del servicio de internet en el país deberán monitorear contenido y advertir a las autoridades cuando encuentren páginas que promuevan el sexoservicio. Sin embargo, sitios como Seeking Arrangement han negado que alienten la prostitución y hasta ahora se han mantenido como un negocio legal.

El diputado del Partido Verde en Francia, Sergio Coronado, quien contribuyó a redactar la nueva ley antiprostitución, dijo que el apartado legal sobre sexoservicio en internet «no cambia en nada las cosas». «La ley no permite intervenir conversaciones privadas», aseguró, mientras dudó sobre la efectividad de la ley al momento de regular internet.

Otros críticos han argumentado que la nueva ley — que va tras los clientes, no las trabajadoras sexuales — promoverá que los compradores de sexo usen sitios como Seeking Arrangement o Sugardaddy.fr para evitar salir a las calles y que sean arrestados por la policía.



Seeking Arrangement tiene 2,7 millones de usuarios en el mundo. Para algunas usuarias, acostarse con un ‘sugar daddy’ para financiar sus estudios es tan normal como usar aplicaciones de citas como Tinder. Pero Seeking Arrangement niega proveer un servicio de prostitución y una aclaración en la página web le recuerda eso a los usuarios cada vez que entran: «un acuerdo no es un servicio de escorts». La compañía también estipula que de ninguna manera apoya que sexoservidoras usen el sitio para beneficios personales.

«Acostarse con alguien por dinero es una fantasía que he tenido desde la preparatoria», dice Agathe, mientras enciende un cigarrillo. «Calculé que necesito cerca de 800 euros al mes. Yo gano 500 en citas con siete u ocho hoombres al mes, pero me gustaría encontrar una relación estable con un ‘sugar daddy’ para tener sólo una persona con quien salir».

Agathe explicó que no tiene gustos caros, excepto que le encanta ir de compras. En una esquina de su habitación, ella apila zapatos y su mesa parece desaparecer bajo una impresionante colección de cosméticos.

Hay mucho en juego en una cita con un ‘sugar daddy’, casi tanto como en una reunión de negocios. «Hoy nos hemos citado por un trago, porque el chico quiere que nos conozcamos mejor y ver si podemos tener una relación verdadera», dice Agathe. «Él dice que quiere una chica que se enamore de él y él quiere pagar su renta y su colegiatura. Espero gustarle». El hombre en cuestión, es 20 años mayor que ella.

Agathe se acuesta sobre un montón de productos de belleza y se maquilla. Se le hace tarde, así que decide llamar un auto. Antes de azotar la puerta, mete unas toallas húmedas a su bolso. En la calle, el Uber la espera.

Agathe no ha contado a sus padres sobre la manera en la que consigue dinero extra, pero algunos de sus amigos sí lo saben.

«Cuando voy a conocer a alguien, siempre hay una persona que sabe dónde estoy», explica. Agathe nos ha dicho que ella siempre ha tenido inclinación por noches de sexo con desconocidos. «He pasado de ser una cualquiera a una prostituta», bromea.

«Sí, es prostitución, pero es prostitución de lujo», asegura. ¿Cuál es la diferencia entre ella y una chica en la calle? «Yo puedo elegir a los hombres según su perfil. Sólo selecciono a gente que tiene en el sitio una fotografía real de ellos», dice. «Una vez, un hombre trató de orinar en mi boca por 3.000 euros. No lo haría ni por un millón».

En Seeking Arrangement, Agathe usa un alias. En su perfil — que describe sus medidas, color de ojos y cabello — ella ha incluido una frase: «Mujeres… falsas, celosas, imperiosas, coquetas o devotas… Los esposos, pérfidos, inconsistentes, crueles o déspotas, ahí lo tienen, resumido, a todos los individuos del planeta». La frase está atribuida al Marqués de Sade.

Para escribir este artículo, VICE News se inscribió en Seeking Arrangement como una ‘sugar baby’. Los pedidos de citas comenzaron a surgir muy pronto. Cuando arreglamos un encuentro con un banquero de 54 años en un café en Campos Elíseos, le informamos que en realidad se estaría encontrando con una periodista. Él accedió a hablar con la condición de no usar su nombre.

«Tomo completa responsabilidad sobre lo que estoy haciendo», dijo el hombre, quien eligió una mesa alejada de la calle y de otros clientes. El cliente hablaba apurado, casi escondiendo su cara con sus manos. En uno de sus dedos, había un anillo de matrimonio. En su perfil, se describió con una frase que decía «los años han sido buenos conmigo. La gente no huye cuando me ve».

Como casi ningún otro sugar daddy, él no juega el plan de buen samaritano para expiar sus culpas. «Sería indecente decir que lo hago para que tengan cómo pagar sus estudios», comentó. «Lo hago para poner emoción con mi vida sexual, porque no estoy satisfecho con lo que hay en casa. De hecho, no busco relaciones largas, sólo sexo casual».

Le preguntamos por qué había elegido Seeking Arrangement en lugar de un sitio web tradicional que ofrece servicios de prostitución. Él explicó que, de hecho, había iniciado su búsqueda en un sitio llamado Wannonce de anuncios clasificados con una sección para adultos.

«Las prostitutas profesionales son demasiado rígidas. No hay un involucramiento, comunicación y las chicas no experimentan placer. A veces, las conozco y ya ni siquiera quiero estar con ellas. Estoy buscando a alguien que elija este estilo de vida, que le guste. No busco algo muy excéntrico, a veces sólo un beso de lengua».

Explica que no le gusta la sensación de que las chicas le deben algo. «Quiero estar en el mismo nivel, que sea placentero para mi y para ella. Cualquiera es libre de hacer lo que le gusta». Sin embargo, concede que desde su punto de vista judeo-cristiano, lo que hace sigue siendo prostitución.

El cliente nos dice que frecuentemente paga hasta 250 euros por dos horas de placer, casi siempre en un hotel elegante en la capital. Además del dinero que paga a las chicas, gasta cerca de 40 euros al mes por su membresía en la página web.

Antes, asegura, lo llegaron a citar en un hotel que previamente había pagado y las chicas no aparecieron. Hoy usa Dayuse, un sitio que permite rentar habitaciones por cortos periodos de tiempo y deja que los clientes paguen a la salida. Las habitaciones se alquilan por un mínimo de dos horas o hasta una noche completa.

Él admite que no tiene la intención de dejar de ser un ‘sugar daddy’. Este mes, ya ha tenido citas con ocho chicas. Le preocupa que el dueño de Seeking Arrangement pueda ser detenido por trata de personas. Pero se mantiene optimista: «si el sitio es cerrado, ya aparecerá alguno otro. Las escorts siempre tienen formas de estar presentes».

Esa noche, Agathe, la estudiante en busca de un ‘sugar daddy’, vuelve a su casa cerca de las 11 de la noche. La cita se alargó en un restaurante desde las 3:30 de la tarde y después continuó en el departamento del cliente.

«Pero, de hecho, no tuvimos sexo hasta las 8:30 de la noche», revela. El hombre está interesado en ser su ‘sugar daddy’ en una relación larga y estable y ha dicho que pagaría por su renta y el internet de su casa. «Me ofreció firmar un contrato de trabajo falso con su compañía de bienes raíces para que me puedan depositar como si fuera una empleada».

 

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