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El comercio internacional beneficia, pero no a todos

El comercio internacional beneficia, pero no a todos

México se ha apoyado en el Tratado de Libre Comercio (TLC) para elevar su crecimiento por medio de menores impuestos y trabas al comercio, para otorgar mayor certidumbre a los inversionistas y disponer de reglas claras, así como facilitar el acceso a un mercado mucho mayor, lo que le ha permitido modernizarse en los pasados lustros. Sin embargo son varias las voces que dicen que no ha logrado sus objetivos ya que sus beneficios nos son homogéneos en todo el territorio nacional y en todos los estratos de la población.

Esto es cierto, ya que los beneficios del comercio internacional los reciben aquellos que logran insertarse en el mercado global, como resulta obvio al constatar el mayor crecimiento que tienen los estados del Bajío y del norte del país, a la industria automotriz y aeronáutica, a la agricultura y ganadería de exportación, a los sectores de la población con mayor educación, sobre todo con conocimientos de telecomunicaciones e informática, así como a aquellos que hablan varios idiomas y en general los que tienen conocimientos en aquellas ciencias demandadas por los mercados internacionales.

Sin embargo, las zonas del país más alejadas de la frontera norte y con una planta industrial más pequeña y menores niveles educativos, como son Oaxaca, Chiapas y Guerrero, no han podido insertarse de manera exitosa a los mercados globales, por lo que poseen un nivel de vida mucho menor, al no haberse beneficiado de la globalización. La gran oportunidad que tenían en el corto plazo era aprovechar sus importantes zonas turísticas, pero las actuales dificultades de acceso, tanto por bloqueo de los aeropuertos y carreteras, así como por la inseguridad que tienen han perjudicado a la industria turística, agravando el bajo nivel de su población.



La razón por la que el comercio beneficia a los países es la misma por la que las personas adquieren bienes y servicios en las tiendas en lugar de producir todos los bienes y servicios ellos mismos: No podemos ser buenos en todo para elaborar todo y tenemos un mejor nivel de vida si nos especializamos en algo y con el ingreso de su venta adquirimos lo demás bienes y servicios de los demás proveedores. Esto es, al producir aquello en que somos más competitivos producimos más, elevamos nuestro ingreso y el de los otros que nos surten los demás productos porque lo reciben a un menor precio.

Como el comercio se ha expandido de una manera sorprendente en los últimos lustros, todo el planeta se ha beneficiado, como lo confirman las estadísticas del Banco Mundial: Mientras que el 37.1% de la población mundial tenía un ingreso menor a 1.90 dólares al día (nivel considerado de pobreza) en el año de 1990, este porcentaje había bajado a solo el 9.6% de la población total en el 2015 (utilizando dólares sin inflación). A pesar de este avance, no todos los habitantes se han beneficiado y también hay perdedores, sobre todo de aquellos que no producen de manera competitiva productos que tienen poca demanda en los mercados globales. La solución no es impedir el comercio mundial, sino incorporar a los sectores que no lo han hecho al mismo.

Sin embargo, existe el riesgo en el corto plazo de que se revierta el proceso de globalización y mayor competencia, debido al desconocimiento de la población de los beneficios que proporcionan los mismos o porque los perdedores en el proceso logren presionar para lograrlo. Ejemplos como la salida del Reino Unidos de la Unión Europea o la creciente popular del candidato Trump en los Estados Unidos, que propone poner una barda entre nuestros países, pueden generalizarse a otras partes del mundo.

De avanzar propuestas en contra del comercio global existe el riesgo de que se vuelva a la etapa de mayores aranceles y trabas al comercio internacional, como sucedió en 1930. En aquel año y debido a la crisis financiera ocurrida el año anterior, se aprobó la ley Hawley-Smoot en Estados Unidos que inició una guerra comercial en todo el mundo, la cual agravó la crisis económica global que duró una década.



Es frecuente entre los mexicanos considerar a nuestro país como pequeño y poco relevante, pero las estadísticas de producción, tamaño de la población, territorio nacional, comercio exterior y otros indicadores más nos indican que estamos entre las 15 potencias del mundo. Es por lo mismo que una guerra comercial global tendría un gran impacto aquí; pero al mismo tiempo lo que hagamos o dejemos de hacer afectará al resto de las naciones. Hoy podemos y debemos tener un papel más importante en el mundo, para nuestro propio beneficio.

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jcrh