WASHINGTON,- La caprichosa política -como la plantea Trump- se convierte en una ingente necesidad del presidente estadounidense para que México (país vecino) cargue con buena parte de la responsabilidad financiera respecto a la construcción del Muro y su afán de seguridad.
La amenaza desde tiempos de campaña, su postura fue relacionada con el pago íntegro y desde entonces ha ideado diversas formas para agenciarse dichos recursos. Surgió como idea aplicar un impuesto del 20% a los productos importados desde el sur de la frontera.
Definir o mejor dicho concretar la idea: impuesto o arancel, la reforma fiscal del Congreso aplicaría un impuesto a cualquier país que goce de un superávit comercial con Estados Unidos, aquellos que más venden, para equilibrar el factor económico de las compañías estadounidenses y desalentar a los ciudadanos a no importar.
Este renglón puede generar ingresos superior al billón de dólares durante una década. Se tenía la previsión que el dinero fuera compensación a la disminución de las tasas del impuesto sobre la renta a las corporaciones estadounidenses, aunque los republicanos en la Cámara de Representantes afirman que esos fondos también podrían pagar el muro.
¿Cuál sería el significado para los estadounidenses?, los productos mexicanos serían más costosos; subir el precio del tequila al igual que otros productos como autos, alimentos básicos. Jim Lentz director general de Toyota Norteamérica dice que un Toyota Camry tendría un costo adicional de mil dólares, porque la cuarta parte de los componentes del auto son de importación.
Los exportadores estadounidenses respaldan el plan de la Cámara de Representantes, ya que reduciría los impuestos que pagan. Aquí está la otra cara de la moneda: Los importadores, incluidas las grandes cadenas minoristas y las empresas de electrodomésticos, afirman que un mayor precio en los productos mexicanos podría perjudicar sus ventas. Y eso se traduce en empleos estadounidenses.
Cadenas minoristas como Wal-Mart también podrían enfrentar mayores cargas fiscales.
Estados Unidos podría recuperar algunos de los costos del muro al cambiar las políticas fiscales y comerciales con México, pero el dinero no necesariamente vendría de los contribuyentes mexicanos ni de su gobierno. Aunque en un principio el impuesto recaería en las compañías que exportan desde México, probablemente los costos serían trasladados a los consumidores. Eso les deja a los estadounidenses el pago de gran parte de la cuenta.
Varios estimados colocan el valor de esa barda en aproximadamente 15 mil millones de dólares. Con su plan, los republicanos en la Cámara de Representantes esperan recaudar mucho más de esa cantidad en el primer año de su aplicación. Afirman que eso cubriría fácilmente los costos del muro.
Estados Unidos tiene una serie de obligaciones bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) y en la Organización Mundial de Comercio. Y es muy posible que México desafíe cualquier nuevo impuesto que perjudique su economía.
Trump ha dicho que planea renegociar el Tlcan. Sin embargo, México no tiene ninguna obligación de suavizar las condiciones del acuerdo. Otros países también podrían objetar en caso de que sus productos y servicios se vean afectados.
Mark Zandi, economista en jefe para Moody’s Analytics, dijo que el ajuste fronterizo es básicamente un arancel que la OMC rechazaría en caso de que perjudique a México.
La Casa Blanca dijo que su plan aumentaría los salarios en Estados Unidos, beneficiaría a comercios y consumidores estadounidenses y generaría «enormes beneficios económicos». Con tantos componentes del plan aún por definirse, es imposible respaldar dichas afirmaciones.
Cualquier turbulencia en la relación comercial entre Estados Unidos y México podría tener consecuencias en todo el mundo.
México es el segundo mayor exportador hacia Estados Unidos después de China. Los estadounidenses importaron cerca de 271 mil millones de dólares en artículos desde México durante los primeros 11 meses de 2016, de acuerdo con el Departamento de Comercio y tienen un déficit comercial de casi 60 mil millones de dólares con ese país.
¿A los republicanos les gusta el plan de Trump?
No a todos.
El representante Justin Amash de Michigan dijo en Twitter que sería un «impuesto a los estadounidenses para que paguen el muro». El senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, dijo que estaba «mucho sad» (triste) y que «cualquier propuesta política que eleve el precio de la Corona, el tequila o las margaritas es una muy mala idea».
Incluso el nominado de Trump como secretario de Comercio, Wilbur Ross, descartó la idea del uso de aranceles como una estratagema comercial. Trump también propuso aumentar el costo de la visa para los mexicanos como una manera de obtener el dinero, o la cancelación de visas empresariales y de turismo a los mexicanos hasta que su país pague por el muro.
Los republicanos dicen que la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México costará entre 12 mil millones y 15 mil millones de dólares. Con ese mismo dinero se pueden hacer muchas cosas, entre ellas:
Financiar la Agencia de Protección Ambiental por casi dos años.
Comprar unos 150 aviones de combate F-35.
Financiar por seis meses estudios médicos en los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés).
Financiar las operaciones militares en Irak y Afganistán por tres meses.
Financiar por ocho meses al Servicio de Rentas Internas.
Pagar los intereses sobre la deuda nacional por tres semanas.
Dar asistencia alimenticia a 45 millones de habitantes por aproximadamente dos meses.
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