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El hombre más feliz del mundo: Matthieu Ricard

El hombre más feliz del mundo: Matthieu Ricard

Si la cabeza está llena de pensamientos de compasión y solidaridad, se podría alcanzar un estado muy saludable de la mente, “propicio para el florecimiento. El cuerpo será más saludable y la gente va a percibirlo como algo bueno”, señaló Matthieu Ricard, monje budista quien además es doctor en biología molecular.

Este monje parte de la idea de que existe un potencial de bondad en cada ser humano. Por ello, para enfocar la mente hacia pensamientos positivos y de solidaridad, dijo que es necesario ejercitarla.

Matthieu lo hace a través de la meditación. De hecho, participó en una investigación publicada por las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés), en la que asegura que 20 minutos de meditación diaria podrían ayudar a crear cambios neuronales a largo plazo.



Con el entrenamiento mental, siempre podemos alcanzar un mayor nivel de felicidad. Es como correr. Si entreno, podría correr una maratón. Quizá no llegaría a ser un campeón olímpico, pero hay una gran diferencia entre quienes entrenan y quienes no. Así que, ¿por qué no aplicarlo a la mente? La felicidad también es una habilidad que debemos poner en forma”.

¿Qué se necesita para ser feliz? Para un monje budista, la clave está en una sencilla rutina que toma apenas 15 minutos al día.

Se trata de Matthieu Ricard, doctor en biología molecular, nacido en Francia hace 69 años. Además, es asesor personal del Dalai Lama, y autor de libros como Journey to Enlightenment y Plaidoyer pour le bonheur.

A Ricard se le conoce popularmente como ‘el hombre más feliz del mundo’, luego de participar en un estudio realizado por la Universidad de Wisconsin, en 2008. Los científicos le colocaron más de 100 electrodos en el cráneo y lo sometieron a una resonancia magnética.

El estudio reveló que Matthieu tenía, a diferencia del ser humano promedio, un nivel más alto de actividad en la corteza cerebral prefrontal izquierda, asociada a las emociones positivas.



Más allá de la riqueza, un matrimonio estable o el éxito laboral, Matthieu Ricard nos dice que uno de sus secretos para una vida plena es enfocarse en ayudar a otros. De hecho, sugiere comenzar con 15 minutos completamente dedicados a generar pensamientos altruistas.

Para este hombre, enfocarse en uno mismo todo el tiempo es agotador, estresante y, en última instancia, conduciría a la infelicidad. “Pensar siempre en el ‘yo, yo, yo’ el día entero es muy agotador. Y es miserable”, declaró Ricard.

Conseguir la felicidad, a decir del monje, es esforzarse en ser una “buena persona”. Esto no solo haría que el ser humano se sienta mejor, sino que también lograría que otros también lo hagan.

Por supuesto, no se trata de permitir que otros abusen de nosotros. “Es, más bien, esforzarse por ser amables dentro de lo razonable” finaliza.

jcrh



Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 5 días

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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