A bordo del avión papal,- El papa Francisco recomendó este domingo que para que la Unión Europea reencuentre «la fuerza que tuvo en sus raíces», deberá dar «un paso de creatividad» y de «sana desunión», dando más independencia a los Estados miembros.
«El paso, y ahí vengo al premio Carlomagno, que debe dar la Unión Europea para reencontrar la fuerza que tuvo en sus raíces es un paso de creatividad y también de sana desunión», dijo ante los medios que le acompañaron en su vuelo de regreso de Armenia, entre ellos Efe.
Francisco aconsejó entonces «dar más independencia, dar más libertad a los países de la unión, pensar otra forma de unión, ser creativos», desde el punto de vista organizativo como del productivo, atajando su «economía líquida» y el paro juvenil. «La guerra ya está en Europa. Hay un aire de división, no solo en Europa, en los mismos países», refirió el pontífice poniendo como ejemplo regiones en las que se vive un fenómeno secesionista, como Escocia o Cataluña.
Francisco aseguró que su intención no es decir que estas divisiones sean peligrosas pero sí que llamó a «hablar bien entre nosotros y buscar soluciones viables»» antes de llevar a cabo un movimiento que suponga una división territorial o administrativa.
El papa habla con cautela, pausadamente, a sabiendas de la tormenta que se ha desatado en el seno de la Unión Europea después de que Reino Unido haya optado por abandonar la unión continental. «Para mí la unidad es siempre superior al conflicto. Hay diversas formas de unidad, y también la fraternidad y aquí sí vengo a la Unión Europea, es mejor que la enemistad, que las distancias», dijo.
El pontífice destacó que «los puentes son mejores que los muros» y llamó a una reflexión sobre estos Estados que dicen «estoy en la UE, pero quiero tener cosas que son mías, de mi cultura». En su opinión, «hay algo que no va en la Unión» y la instó a «recrearse» como si de un proceso personal se tratara, como «un camino que siempre se debe hacer».
«Un adolescente no es lo mismo que una persona adulta o que una persona anciana. Es lo mismo y no es lo mismo. Se recrea constantemente, y esto da vida y ganas de vivir y da fecundidad», ilustró.
La rueda de prensa se produce después de tres intensos días en los que el papa ha visitado al pueblo armenio, con cuya diáspora entabló amistad en Buenos Aires.
En la capital Ereván volvió a hablar de «genocidio», el denostado término odiado por Turquía y que Armenia utiliza para referirse a la masacre de un millón y medio de armenios que habitaban la Anatolia en 1915 por orden del Imperio Otomano y los jóvenes turcos.
A los periodistas que le han seguido durante su periplo confesó que nunca ha empleado ese concepto «con ánimo ofensivo, sino objetivamente». El papa señalo que era un término que siempre escuchó en Buenos Aires, hasta el punto de estar inscrito en una cruz de la catedral, y recordó que cuando llegó a Roma se enteró de que la palabra «genocidio» era ofensiva para Turquía.
No obstante, quiso manifestar su voluntad de que no se desvíe la atención del discurso que ofreció en Ereván, en el que señaló que las grandes potencias de aquel entonces miraron hacia otro lado ante estos trágicos hechos.
«En la Segunda Guerra Mundial, algunas potencias tenían las fotos de las líneas ferroviarias que llevaban a (el campo de concentración nazi de) Auschwitz. Tenían la posibilidad de bombardear y no lo hicieron», lamentó.
Durante la conversación, en la que también hubo tiempo para las chanzas, dejó además claro que «solo hay un papa», después de que monseñor Georg Ganswein haya afirmado que hay dos pontífices, uno activo y otro contemplativo, en alusión al emérito Benedicto XVI.
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