
La designación de Enrique Ochoa Reza como dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, todavía en el poder, es una clara muestra de las formas de Peña para el ejercicio del mismo. No importa si la percepción que pudiera tener la ciudadanía es que son un partido antidemocrático, lo fundamental es el pragmatismo, importa a Peña el fondo, no las formas.
El pasado junio, el PRI fue aniquilado en Estados considerados bastiones del voto tricolor, fue tan grave que Manlio Fabio Beltrones, Presidente del CEN tuvo que renunciar, no sólo sufrieron una terrible derrota, también perdieron al más emblemático de sus cuadros. Para Peña Nieto, algunos Gobernadores lo traicionaron, lo percibió así en Veracruz y Quintana Roo, Javier Duarte y Roberto Borge, no hicieron su tarea electoral, y se sobrepasaron en los fraudes a las arcas de sus respectivos Estados.
Quienes conocen al Presidente Peña, comentan con énfasis, que lo único que Don Enrique no perdona es la traición, y Duarte y Borge no lograron triunfar y se sospecha que poco o nada hicieron por su partido y candidatos, incluso Duarte de Ochoa, recibió mensajes del Candidato de su propio partido, pero, soberbio, envilecido no oyó o no quiso oír esas voces.
Peña designó a Ochoa Reza, para garantizar su propia sucesión y para hacer los cambios que requiera el PRI, Ochoa sin dudas, será un buen adversario de Anaya, el Presidente Nacional del PAN, que desde junio anda de gira por los medios de comunicación, atacando al PRI, sin que del tricolor alguien responda. Anaya, aventaja y cada minuto gana, nada es pérdida para los azules.
En el Revolucionario Institucional, no han entendido, las sociedad exige procesos transparentes y democráticos, la época del autoritarismo, ha quedado atrás, para el PRI de Peña, la obediencia es lo primero, el Señor Presidente quiere, ha decidido, ordena, y el priismo se regocija en la obediencia, Ochoa es el elegido por el índice presidencial, y no importa si violentan o no los estatutos, nada importa, el regreso a las viejas prácticas, el retroceso, sin vergüenza ni pudor.
El 2018 por ahora está lejos muy lejos del partido tricolor, si las elecciones fuesen en breve, el PRI no ganaría, Anaya, Zavala, López Obrador van en caballo de Hacienda, hacen su juego, han abierto sus cartas, mientras el otrora partido invencible, no tiene aún algún prospecto, se habla de Osorio Chong, Aurelio Nuño, Luis Videgaray y de Meade Curibeña, lo cierto, lo único seguro es que será Peña quién decida la candidatura de su partido.
El 2018, no será un día de campo, para ningún partido, la batalla será brutal, AMLO recurrirá a toda clase de trampas y artimañas, junto con sus compinches harán todo por provocar, sin importarles a los pejistas, las consecuencias que pudiesen tener sus bravuconadas, sus mentiras y mensajes de odio, hasta hoy, no hay quien ponga en su lugar al señor López Obrador, ni la verborrea desmedida de Osorio Chong, ni la retórica punzante de Ricardo Anaya, ni Margarita Zavala, cuyo discurso no alcanza para contener el veneno de Andrés Manuel.
Desde la perspectiva de Peña, el PRI puede retener la Presidencia en el 2018, desde la perspectiva ciudadana, según encuestas serias, el tricolor no retendrá la presidencia, ni tendría mayoría en el Congreso, sería un partido más dentro de la oposición, todo indica que ni los priístas ni Peña ni su gabinete, han leído lo que significó el pasado proceso electoral, del 5 de Junio, de doce Gubernaturas, siete quedaron en manos del PAN.
Aún cuando el señor Ochoa Reza en su discurso ya como Presidente del CEN del PRI, dijese que no habrá tolerancia para los corruptos, para los que traicionan al Partido abusando de sus cargos. No se pude saber si tal discurso llega muy tarde o aún les alcanzará para el 2018, si ese discurso no es acompañado por acciones legales, será polvo al viento, tal vez si hay acciones legales, los votantes vuelvan a dar una oportunidad al partido de Peña.
Y aunque ninguno de los partidos con registro en México, elige democráticamente a sus dirigentes, por ser el partido en el poder, sus movimientos son más visibles y por tanto más criticados, sin duda alguna, quienes hoy ostentan el poder, actuarán con todo para retener el poder, Peña no es Ernesto Zedillo, no verán pasar los procesos electorales cruzados de brazos, harán y recurrirán a todo y más, Ochoa Reza, no es Beltrones, Ochoa no arrastra mitos ni medallas, no tendrá que cuidar leyenda alguna, tecnócrata, culto, joven, su único compromiso es con Enrique Peña, buen debatiente, orador regular, esa es la primera parte que abren desde Los Pinos de cara al 18.
No fueron las formas para que Ochoa llegará a la Presidencia de su partido, pero es el estilo de Peña Nieto, un estilo arcaico y antidemocrático, un estilo autoritario, difícil de entender en estos tiempos de transparencia y democracia, PRI un retroceso, para empujarse hacia adelante, a ver si les funciona.