WASHINGTON,- Muchas fueron las maniobras pero pocos los resultados. La semana pasada, se abrieron 10 nuevas plataformas petrolíferas en Estados Unidos y 4 en Canadá. La tendencia está cambiando, algunos pozos de petróleo vuelven a ser rentables con el crudo en los50 dólares; la industria del «shale» parece recuperar su eficiencia y su nivel competitivo. La OPEP buscó inundar el mundo del petróleo para acabar con la competencia del «fracking», pero con magros resultados.
La baja en los precios -2014- hasta principios de enero 2016, el petróleo se desplomó un 75%, el barril en Estados Unidos pasó de 100 dólares a poco menos de 26 dólares, precio insuficiente para que la industria del fracking lograra cubrir sus costos de producción, como consecuencia hubo ajustes y quiebras dejaron el precio por barril de 50 dólares.
La estrategia de la OPEP de inundar el mundo de petróleo -bajando sus precios- obligó a muchas empresas energéticas a la quiebra, pero ningún gigante del fracking se acogió al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EEUU; las grandes firmas han resistido.
Como señalan desde Reuters, ningún productor que bombee más de 100.000 barriles al día ha quebrado en EEUU. La supervivencia de estos gigantes del crudo explica en parte por qué la producción de EEUU ha caído sólo un 10% desde que tocase su máximo de 9,69 millones de barriles al día en verano de 2015.
Y es que los pozos de fracking que se han cerrado durante el derrumbe de los precios se pueden volver a abrir en cuestión de meses. Como explicaba hace un tiempo Ivan Szpakowski, director de commodities para Citigroup en Asia, la industria del fracking puede parar en seco el rally del petróleo.
Dos años después de uno de los cracs del petróleo más profundo y prolongado que se recuerdan, las medianas y grandes empresas petroleras de EEUU han logrado sobrevivir y ya tienen un ojo puesto en la búsqueda de nuevas estrategias para crecer.
Durante años, esta industria ha centrado su inversión en producir más y más petróleo sin importar los costes. Con el oro negro a más de US$100 por barril, lo importante era abrir más agujeros en el suelo para extraer más petróleo y obtener más beneficios. Ahora, las grandes firmas buscan maximizar su beneficio mediante incrementos de productividad y reducción de costes, puesto que el actual precio del petróleo lo requiere.
Les Csorba, consultor en Heidrick & Struggles especializado en fracking, señala que Arabia Saudí y la OPEP «pensaron que habían logrado una mayor capitulación de los productores de shale como resultado del desplome de los precios… Pero lo que ha ocurrido es que se ha creado un nuevo paradigma que está transformando el negocio».
Empresas como Devon Energy o WPX Energy se han deshecho de activos no estratégicos y están usando ese dinero para invertir en capital que permita extraer petróleo a un menor coste. Rick Muncrief, presidente de WPX, asegura que ahora «somos una organización más eficiente que antes».
Hess es uno de los gigantes del shale, sus directivos han afirmado en varias ocasiones que abrirán nuevas plataformas petroleras cuando el crudo se estabilice en la horquilla de los US$50- US$60 por barril. Gret Hill, director de operaciones de Hess, comenta que «necesitamos ver un periodo de estabilidad de los precios… Tenemos que asegurarnos de que esto no son arenas movedizas».
Sam Xu, de CohnReznick Market Securities, explica que la industria está cambiando rápidamente: «En lugar de intentar mantener la cabeza por encima del agua, ahora están intentando entrar de lleno en el juego». Es decir, la industria del fracking lleva un tiempo intentado no asfixiarse y sobrevivir, pero ahora quieren competir de tú a tú.
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