Davonte Wilson es un joven emprendedor que ahora mismo está ganando un promedio de 8.000 dólares mensuales de la manera más inusual: decorando bananas, que luego son enviadas a sus destinatarios a modo de tarjetas postales.

Todo comenzó cuando Wilson, residente en Frisco, Texas, cursaba unos engorrosos estudios para convertirse en técnico de software. “Era muy intenso”, recuerda. Eran ocho horas en las que debía permanecer sentado en una fría sala de computadoras. Entonces, en medio de la fatiga mental que lo poseía, el joven empezó a dibujar en las dos bananas que había llevado de su casa como merienda.

“Dibujaba ritmos cardiacos y otros garabatos en los plátanos para romper aquella monotonía”, recuerda ahora.

En realidad le costaba trabajo salir adelante en sus estudios, hasta el punto de que un día el instructor escribió encima de uno de sus ensayos: “Tal vez deberías aprender a escribir informes, de la manera en la que dibujas encima de las bananas”. En aquella ocasión toda la clase se rió de él, pero el mismo profesor de vez en cuando se detenía a su lado y le preguntaba sobre su hobby.

Luego, después de mucho esfuerzo, Davonte Wilson logró concluir sus estudios, y el día de la graduación uno de los ejecutivos de la empresa se acercó a él y le hizo saber que su método para bajar las cargas mentales por el exceso de trabajo le parecía acertado.
“Queremos que los chicos se diviertan en su puesto de trabajo –le aseguró el directivo-, y el tuyo parece un buen modo de relajarse”.

Fue entonces que, al regresar a su casa, Wilson tuvo una iluminación.

A partir de entonces echó a andar su proyecto de producir bananas decoradas que los clientes les pueden enviar a sus amigos a modo de regalo jocoso. Seguidamente creó la empresa Bananas Gone Wild, en la que él es el único empleado, y se lanzó a la producción de diseños sugerentes y simpáticos para sus plátanos.

Este curioso catálogo incluye personajes como Superman, Mr. Babana Head, Minions…, pero también caracterizaciones anónimas, como la de una banana a la cual se le incorpora un bigote o un par de gafas, o un lazo y un sombrero. Igualmente, estos frutos pueden ir decorados con alguna frase simpática o emotiva, en función de la decisión del comprador.

Porque solo basta acceder a la página web de Bananas Gone Wild, escoger el modelo que a uno le agrada (o sugerir uno nuevo), hacer el pago y esperar tranquilamente a que el paquetito llegue a casa o a la oficina.

De acuerdo con sus propias declaraciones, Davonte Wilson adquiere las bananas todavía verdes, trabaja encima de ellas y luego las envuelve en un material de plástico que evita la oxidación y, por supuesto, una maduración acelerada.

En muy poco tiempo después del lanzamiento de su proyecto, este joven se vio copado por una infinidad de pedidos de todas partes de los Estados Unidos, tantos que tuvo que acortar su trabajo de técnico de software a solo dos días a la semana.

Con 55 órdenes al día, Wilson asegura que su empresa está generando unos 8,000 dólares mensuales.

Básicamente, por cada banana decorada, el cliente debe pagar cerca de 11 dólares, incluidos los gastos de envío.

¿Pensó alguna vez que se ganaría la vida de esa manera? Wilson ríe y asegura que nunca se lo hubiera imaginado. Eso sí, sabe que sus plátanos suelen sustituir a las tarjetas postales y que sirven para mejorarle la vida a muchas personas. Incluso a él mismo.

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