La ciencia se ha convertido en un esfuerzo mundial y nuestro desafío es asegurar que el trabajo que realizamos refleje la realidad”, sostuvo el presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS, siglas de National Academy of Sciences), Ralph J. Cicerone, quien comentó que son varios los retos de las academias de ciencias en el mundo para atender las demandas de las sociedades y los tomadores de decisiones, “es cada vez más claro que nuestros mayores desafíos cruzan las fronteras nacionales”.
En un mundo globalizado algunos problemas locales pronto alcanzan escala mundial, temas como el cambio climático y brotes de enfermedades infecciosas como el ébola o zika requieren respuestas y acciones globales. Para entender estos y otros fenómenos, y luego tratar de solucionarlos, se necesita de colaboraciones y asociaciones internacionales de investigación científica, así como aproximaciones multidisciplinarias en el que juegan un papel relevante como asesoras las academias de ciencias, indicó especialista en cambio climático en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias.
“Recientemente, por ejemplo, nos asociamos con la Academia China de Ciencias y la Royal Society , que es la academia de ciencias de Reino Unido, para ser coanfitriones en una cumbre internacional en la que se abordará la posible edición de genes humanos, ya que investigadores en todo el mundo están entusiasmados con las posibilidades de las nuevas y poderosas tecnologías de edición de genes para el avance de la ciencia y el tratamiento de enfermedades, pero también presentan retos complejos como la posibilidad de transmitir esos cambios a futuras generaciones, modificando de este modo la línea germinal humana”, dijo Cicerone, presidente de la NAS desde el 2005.
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos fue creada por el presidente Abraham Lincoln el 3 de marzo de 1863, en plena Guerra Civil, con la misión de contar con un órgano independiente de expertos externo al gobierno que asesorara a la nación en materia de ciencia y tecnología. Este objetivo es común a la mayoría de las academias de ciencias, que tienen entre sus integrantes a los más destacados investigadores del mundo. La NAS tiene un total de 2 250 científicos miembros, de los cuales 440 son asociados extranjeros. En su historia, 500 han sido galardonados con el Premio Nobel en sus distintas categorías.
La NAS has orientado a los gobiernos y sociedad en asuntos prioritarios como la entrega en la década de 1980 de un informe en referencia al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirido (SIDA) que “de muchas maneras rompió el silencio respecto a la creciente epidemia y dio lugar a una estrategia nacional para su tratamiento y prevención.
También hablamos tempranamente acerca del cambio climático y hemos publicado varios reportes que dan cuenta de cómo los gases de efecto invernadero están calentando el planeta, y emitiendo recomendaciones para mitigar y adaptarnos a los inevitables impactos del calentamiento global”, señaló.
Agregó que la Academia Nacional de Ciencias ha ayudado a informar y reforzar la política en todo, desde educación de la ciencia, el sistema de justicia estadounidense hasta la política espacial. Como ejemplo de lo anterior, basado en recomendaciones que emitió en 2004, la NASA envió una misión tripulada para reparar el Telescopio Espacial Hubble, y un innovador reporte en 2009 que identificó muchas deficiencias en las técnicas de la ciencia forense ha sido desde entonces citada por la Suprema Corte , destacó el doctor Ralph J. Cicerone, cuya gestión terminará el 30 de junio de 2016.
A 153 años de su creación, la NAS es una de las asociaciones del continente americano más antiguas después de la Academia de Ciencias de Cuba. Durante la Primera Guerra Mundial, en 1916 y ante la falta de profesionales, se creó el Consejo Nacional de Investigación para reclutar a especialistas de las comunidades científicas y tecnológicas y coordinar el sistema de investigación y el desarrollo científico y tecnológico del país. En 1964, se unió a la NAS la Academia Nacional de Ingeniería y en 1970 la Academia Nacional de Medicina, lo que se denomina Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina.
Entre los mexicanos integrantes de la NAS se encuentran los antropólogos Larissa Adler Lomnitz, Miguel León-Portilla y Jorge G. Durand; la arqueóloga Linda Manzanilla Naim; el radioastrónomo Luis Felipe Rodríguez Jorge; la especialista en fisiología celular Nancy Carrasco Queijeiro; el ecólogo Rodolfo Dirzo Minjarez; el especialista en ingeniería genética Luis Herrera Estrella y el especialista en química atmosférica Mario Molina Pasquel, galardonado con el Premio Nobel de Química en 2009, entre otros.
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