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La corrupción del cotidiano

La corrupción del cotidiano

 

Cada día es más complicado encontrar personas que puedan decir honesta y contundentemente: “Yo no he participado en ningún acto de corrupción”, cuando es el día a día en la vida pública en México. Ya expuse en este mismo espacio lo costoso que es no tener un contrato a la palabra, es decir, que para realizar cualquier trabajo o trámite debemos demostrar fianzas y documentos para que valga de algo nuestro compromiso, porque hay un bajo nivel de confianza social, el costo de cualquier trámite se encarece.

Hay también otros tipos de corruptelas cotidianas que enfrentamos como las vinculadas a la baja cultura de rendición de cuentas y se refieren a designaciones de puestos de mando medios y superiores en gobierno. Empecemos con un análisis sencillo del portal www.trabajaen.gob una página en la que no se exponen perfiles específicos de puesto laboral para servidores públicos potenciales, sino que se describe a un candidato específico algo así como “traje a la medida”.



Sin dejar de considerar que cerca del 70% de esas supuestas plazas libres ya están ocupadas por “ésa persona que cubre perfectamente el perfil solicitado” de la plaza publicada y que bajo la excepción de Artículo 34, se permite que alguien cubra una plaza que se está concursando. Si esto no tuviese de propio un tufo a suciedad, resulta que es aún más grave que esa persona que ocupa temporalmente la plaza, entre en el concurso y elabore el Examen Técnico que presentará candorosamente igual que los restantes 20 o 30 candidatos. ¿No es una simulación burda por demás? ¿Para qué se decide iniciar con el Servicio Profesional de Carrera como servidor público si lo que sigue definiendo las posiciones son los amiguismos?

Y es que estas simulaciones son organizadas por servidores públicos “tan probos” que nadie se atreve a denunciar lo viciado de los procesos, por ello no es de extrañarse que llegue un Director General o un Director Adjunto, por poner un ejemplo, que tenga encomendadas labores tan importantes como Evaluar programas sociales en salud y le explique a su equipo “que tiene todas ganas de aprender”, en mi humilde percepción eso es un becario, no un líder de área que cobrará alrededor de $50,000 en lo que entiende para qué fue contratado.

Bajo este esquema ¿Dónde están los incentivos para que un funcionario haga bien su trabajo? de cualquier manera no ascenderá al realizar bien su trabajo ni al conocer su área, es más ni siquiera volviéndose experto pues alguien con un mejor “conecte” llegará y esas personas serán quienes ocupen los puestos de dirección. Acaso ¿no sería esta la mejor manera de tener rendición de cuentas? Funcionarios que no desempeñen con solvencia su puesto no sean ratificados pero quienes lo hacen bien, se preparan y se superan que puedan tener la posibilidad de ascenso ¡esa es una excelente manera de rendir cuentas!

Y es que la opacidad parte incluso de la manera en que se asignan los sueldos y salarios desde la Función Pública, existen 11 niveles salariales que de acuerdo con su tabulado el nivel 1 oscila alrededor de los $6000 y el nivel más alto, cerca de $9500. Claro está que ahí no se consignan bonos, prestaciones y particularmente la compensación garantizada que reciben, datos que no sencillos de encontrar como



información pública y que hace que se multiplique, al menos, por 10 el sueldo de mayor nivel.

Este tema parece cobrar relevancia al hacerse públicos los sueldos de los funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE); poniendo el ojo en una caso al que se le puede poner nombre y apellido el Consejero Presidente, Lorenzo Córdova alcanza un nivel de 262 mil 634 pesos al mes – sí, lo recuerda usted bien, es el que hizo mofa de los pueblos indígenas y alarde de ignorancia al imitar como apache a un indígena “yo gran jefe, Toro Sentado”, así lo dijo-; después cargos de menor rango como choferes con $38 mil o recepcionistas con sueldo de casi $26 mil, cifras que serían deseables también para profesionistas como profesores universitarios, médicos e ingenieros, desafortunadamente en el mercado laboral mexicano estos sueldos no son la norma. Entonces cobra sentido buscar el padrino o amigo que permita acceder a estas posiciones, es esta la corrupción que más hunde a México y corrompe a los funcionarios, también deja en evidencia la poca utilidad del servicio profesional de carrera. Y en reflexión al margen: ¡qué caro es este sistema fallido al que apodamos democracia!

Desde el 2010 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), en un análisis sobre las políticas clave para un desarrollo sostenible, consignó la urgencia de modificar el mercado laboral en México, cambiar los incentivos para reequilibrarlos y hacer que la productividad, horas laboradas y salarios tengan mejor correspondencia. Llama la atención que señala la necesidad de “fomentar la capacitación mediante la mejora de la información y orientación acerca de las oportunidades laborales existentes”. La opacidad sobre nuevas plazas laborales no es natural en una sociedad que desee caminar al desarrollo, tampoco la simulación debería ser la norma en el nombramiento de funcionarios públicos.

Enfrentamos tiempos de molestia social y de exceso de información, ambos pueden ser detonantes de mucha frustración o bien, de cambio en los usos y costumbres; cuando se habla de Reforma Laboral pensamos en flexibilización de contratos, abaratamiento de despido, cambios en tributación fiscal, mejor representación sindical, quizás sería mucho más sencillo iniciar con mecanismos claros de rendición de cuentas y de diseño de perfiles profesionales para las plazas de funcionarios públicos, esto no requiere grandes reformas únicamente ética y decencia de quien emplea y que quien es empleado, tenga en cuenta que una plaza como funcionario público implica mucho más que “ser buena gente y querer aprender”, implica saber y conocer el trabajo en gobierno, ahí hay una nueva controversia ¿no estaremos sobrevalorando la juventud y sacrificando la experiencia?

jcrh