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La importancia de la vitamina K

La importancia de la vitamina K

La importancia de conocer las vitaminas para que nuestro organismo funcione correctamente, y se consideran responsables para que muchos de nuestros  órganos cumplan con sus funciones. La vitamina K es una de las menos conocidas dentro del amplio abanico de nutrientes que necesita nuestro organismo. Esto no hace que sea menos importante, y es que es fundamental para funciones fisiológicas como la coagulación sanguínea o su intervención en el metabolismo óseo.

Desde siempre se ha conocido a la vitamina K como uno de los principales componentes que interviene en la coagulación de la sangre, participa en la síntesis hepática de varias proteínas controladoras de la coagulación sanguínea, concretamente en la protrombina en la que la vitamina K se encuentra en altos niveles.

Pero no solamente la vitamina K tiene esta función coagulante. Estudios recientes han demostrado que la vitamina K interviene en el metabolismo óseo, pues la osteocalcina, una proteína primordial de la matriz ósea, requiere de esta vitamina para su consolidación.



Como en tantos otros casos, un descubrimiento surge de la búsqueda incesante de un repuesta a otro problema. Ese fue el caso de la vitamina K, allá, en 1935, cuando el bioquímico danés Henrik Dam estudiaba los efectos del colesterol en unos pollos y estos sufrieron en masa un agudo caso de hemorragia.

Así, el destino lo llevaría a un descubrimiento que le valió al doctor Dam el Premio Nobel de medicina en 1943.

«La vitamina K es liposoluble, es decir que para su absorción requiere un consumo suficiente de grasas. Y si bien su principal virtud es el fortalecimiento óseo, también interviene en la síntesis de factores de la coagulación. Sin ella la sangre no coagularía correctamente y cualquier persona podría sufrir hemorragias», explicó la nutricionista Denise Ferrero.

«Esta deficiencia es difícil de ver en adultos, ya que el aporte de los alimentos es abundante y parte de la vitamina se sintetiza en el intestino», agregó la especialista. Se la puede obtener a través de alimentos ricos en vitamina K o de la síntesis que las bacterias intestinales hacen de este compuesto



La vitamina K es, probablemente, una de las menos conocidas dentro del amplio espectro nutritivo que precisa el cuerpo humano. ¿La hace menos importante? Claro que no. Es que su mencionada intervención en el metabolismo óseo la coloca en un lugar indispensable.

«Podemos encontrarla en distintos alimentos: en los vegetales de hoja verde como la espinaca, acelga, brócoli y repollitos de bruselas, que son la fuente más importante de esta vitamina».

Vitamina K1: o filoquinona, que se encuentra en las plantas, concretamente en hortalizas de hoja de color verde como la acelga, las espinacas y la lechuga. También -en menor proporción- en algunos cereales integrales.

Vitamina K2: se la conoce como menaquinona y se sintetiza por las bacterias del intestino.

Vitamina K3: también llamada menadiona, es la única que se obtiene de forma artificial mediante el uso de suplementos que la contengan.

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