MÉXICO.- Los mercados financieros pasaron de una sorpresa a otra el 9 de noviembre. A unas horas de darse a conocer el triunfo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se difundió la decisión de la Secretaría de Hacienda (SHCP) y el Banco de México (Banxico) de no intervenir para frenar el desplome del peso, que perdió 13% de su valor en tan sólo 10 horas, la peor caída de su historia.
La decisión de las autoridades que marcan el rumbo económico del país fue ampliamente criticada en el círculo de economistas y analistas privados. Además, fue señalada como una muestra de los desacuerdos entre José Antonio Meade, titular de la SHCP, y Agustín Carstens, gobernador del banco central.
Este último había calificado como “un huracán categoría cinco” los efectos para la economía de un eventual triunfo de Trump y adelantó que el gobierno contaba con un plan para enfrentarlo.
Si el escenario adverso se manifiesta, es previsible que las autoridades mexicanas respondamos. Es un plan de contingencia que estamos platicando con el secretario de Hacienda”, dijo Carstens en la entrevista a una televisora.
No transcurrieron ni 24 horas para que Meade negara lo dicho por el banquero central. “No es un plan de choque, no lo es; de aquí a la elección estamos revisando los mercados. Estamos tranquilos”, dijo Meade en una entrevista radiofónica.
Para algunos, las posturas dejaban ver diferencias más de fondo sobre la economía. “Pareciera haber un distanciamiento entre el titular de Banxico y el gobierno federal encarnado en Hacienda”, dice el director general de la organización Inteligencia Pública, Marco Cancino.
Mientras que Banxico ve un panorama más complicado para México ante la creciente ola proteccionista en Estados Unidos, Hacienda confía en alcanzar sus metas de crecimiento. “Estamos casi en año electoral y el gobierno quiere decir que el país está mejorando. Tiene que ver con el optimismo que podría ser sensato o no”, dice Cancino.
Y en medio de un escenario de gran incertidumbre para México, el 1 de diciembre Carstens anunció su renuncia a partir de julio de 2017, cuando empezará a dirigir el Banco de Pagos Internacionales.
Para los analistas, su decisión preocupa no sólo por la dificultad del momento, sino porque el banco central ha sido un importante crítico del des balance de las finanzas públicas.
“Es fundamental mantener un marco macroeconómico sólido en nuestro país, para lo cual será necesario llevar a cabo ajustes requeridos en las finanzas públicas”, advirtió Banxico en uno de sus anuncios de política monetaria.
En menos de cuatro años, la deuda total aumentó 12 puntos porcentuales, a un máximo de 48% del PIB. Para Meade, es un nivel de deuda “bien gerenciada y sostenible”, según el discurso que dio en el Foro México Cumbre de Negocios.
Pero las diferencias tendrán un fin. Ahora, la prioridad es designar a un banquero central que mantenga la autonomía de la institución financiera.
con información de Expansión
jcrh