COREA DEL SUR,- “Muy pronto Corea del Norte va a tener una cabeza nuclear montada en un misil y vamos a tener que decidir con mucho cuidado qué vamos a hacer”. Así de tajante se expresaba este viernes en declaraciones a la CNN Christopher Hill, antiguo embajador estadounidense en Corea del Sur. Él, como el resto del planeta, amanecía con la noticia de una detonación nuclear de tal calibre en territorio norcoreano que el pasado viernes provocó un terremoto de 5.3 grados de intensidad, un temblor registrado por todos los países vecinos.
La fecha coincidía con la celebración del 68 aniversario del régimen que hoy preside Kim Jong-un, ese tirano provocador y con ínfulas de grandeza que subió al poder en Corea del Norte en 2011 tras suceder a su padre Kim Jong Il y quien desde entonces ha hecho todo lo posible por demostrarle al mundo que él es una amenaza mucho mayor que la que representaba su progenitor en la época del Eje del Mal de George W. Bush.
Entonces, tras el ataque terrorista del 11-S, el presidente estadounidense acuñó esa expresión para identificar a los regímenes más peligrosos del planeta (según sus necesidades geopolíticas): Corea del Norte, Irak e Irán. Su efectiva campaña de marketing le sirvió para justificar la invasión de Irak y el derrocamiento de Sadam Husein. No obstante, a Kim Jong-il, entonces fuertemente protegido por China, se le dejó tranquilo ya que no se bromea con los aliados de la potencia asiática y además entonces parecía claro que los norcoreanos carecían de armas nucleares.
‘EEUU, Japón y Corea del Sur han alcanzado el límite de sus posibilidades de presión sobre Corea del Norte. Ya se han impuesto todas las sanciones posibles por lo tanto la situación está en punto muerto’Ahora en cambio, la situación está cambiando a gran velocidad, tanto que incluso China esta vez parece molesta y preocupada.
“Pekín se opone firmemente a estas pruebas. China busca la desnuclearización de la península coreana, quiere evitar la proliferación de armas nucleares y salvaguardar la paz en el nordeste asiático” afirmó el Gobierno chino en un comunicado en el que urgió a Corea del Norte a “frenar la escalada” y cumplir con las resoluciones de la ONU que prohíben las pruebas nucleares. Desde Barack Obama, que advirtió que esto tendrá “serias consecuencias”, a su homólogo japonés Shinzo Abe o a la presidenta surcoreana Park Geun-hye, las condenas al test nuclear fueron unánimes.
Todos ellos volverán a verse las caras dentro de dos semanas en la Asamblea General de la ONU, donde el tema de Corea del Norte sin duda tendrá un gran protagonismo. Y más teniendo en cuenta que Estados Unidos está a punto de cambiar de presidente y quien suceda a Obama tendrá que lidiar con el problema. ¿Alguien está preparado para ver un cara a cara entre Donald Trump y Kim Jong-un?
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