WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Este viernes Donald Trump asume como presidente de Estados Unidos. Y lo hará sin haber perfilado un plan sobre la relación que tendrá con América Latina y esto, sume en la incertidumbre a toda la región.
Durante toda su campaña electoral y en declaraciones posteriores a su victoria, Trump apenas sugirió que podría revertir lo avanzado hasta ahora con Cuba e insistió en la construcción de un muro en la frontera con México para impedir la entrada de inmigrantes.
También criticó los acuerdos comerciales que EEUU ha suscrito y ha prometido renegociarlos, en una amenaza que en principio afecta directamente a México, con quien está unido -junto a Canadá- en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Como en otros aspectos de su plataforma de gobierno, el nuevo presidente no esbozó una estrategia general o una doctrina que pueda guiar las relaciones de Washington con el resto del continente, ni adelantó planes para las alianzas en las que pueda estar especialmente interesado.
De acuerdo con expertos, es significativo que Rex Tillerson, nominado por Trump para ser secretario de Estado, pasó una agotadora jornada respondiendo a preguntas ante una comisión del Senado sin hacer ninguna mención a América Latina, más allá de comentarios genéricos sobre Cuba.
Incluso hay contradicciones en el equipo de trabajo de Trump. Mientras un sector se dice partidario de mantener el embargo a la isla, Tillerson por su parte, se ha manifestado a la aplicación de sanciones a países porque las considera un obstáculo para las empresas estadounidenses.
El sentir general de los analistas es que el nuevo mandatario es un personaje confuso. Su temperamento explosivo y su corta capacidad de concentración, eventualmente disipará el liderazgo de EEUU en la región, hasta el punto de ser inexistente.
Si el futuro de las relaciones entre Washington y América Latina constituye una enorme incertidumbre, el impacto económico podría ser más fácilmente mensurable.
En su revisión de las expectativas para el desempeño económico de 2017, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja su previsión para México, precisamente por el «factor Trump'»
Aún antes de asumir el poder, Trump inició una frontal ofensiva contra las empresas automotrices estadounidenses (o filiales de compañías extranjeras, como Toyota) por hacer inversiones en plantas de ensamblaje en México destinadas al mercado estadounidense.
jcrh