Es importante la continuidad y con una administración democrática, tanto mejor y frente a la incomodidad que puede representar estrechar lazos con un personaje tan polémico como el republicano Donald Trump, el gobierno de Mauricio Macri ha decidido apostar todas sus fichas a la candidatura de Hillary Clinton en las elecciones de Estados Unidos.
La reciente visita de Barack Obama a la Argentina dejó mucho más que una carta de buenas intenciones de Washington en la gestión de Macri: resultó ser también todo un desafío del Gobierno para dar seguimiento a los temas bilaterales en una hipotética administración de Hillary. Esto se traduciría en la continuidad de los acuerdos comerciales firmados, en los proyectos de infraestructura e inversiones previstas de Estados Unidos en la Argentina.
En una apuesta por esa continuidad se enfocan hoy los referentes de Macri cuando arman su agenda con los candidatos presidenciales norteamericanos. Si bien hay favoritismo por Hillary, también el propio Macri se guarda un as en la manga para el eventual caso de que Trump logre una sorpresa en las urnas.
El embajador argentino en Washington, Martín Lousteau, trabaja sigilosamente en los acercamientos con Hillary y su equipo de campaña. No es el único funcionario con esa misión. También lo hacen a la distancia el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el secretario de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete, Fulvio Pompeo; el embajador en Chile y ex representante argentino en Estados Unidos, José Octavio Bordón, y la canciller Susana Malcorra, entre otros.
En Estados Unidos ya hubo contactos del Gobierno con referentes de Hillary, como el ex secretario de Estado Thomas Shannon o el actual, John Kerry, que tiene estrechos vínculos con Malcorra desde su paso por la ONU.
En la Argentina, quien trabaja activamente pero en silencio por unificar posiciones entre Hillary y Macri es el embajador norteamericano, Noah Mamet. En rigor, este movedizo referente demócrata acompañó en 2008 a Hillary durante la pelea por las primarias, y luego de esa interna, que la esposa de Bill Clinton perdió, Mamet se largó a trabajar de lleno en la campaña de Obama. El embajador está convencido de que lo mejor que le puede pasar a la Argentina para continuar el rumbo de las buenas relaciones que se gestaron con la llegada de Macri a la Casa Rosada es que triunfe Hillary.
También hay acercamientos de la administración de Macri con referentes de think tanks norteamericanos ligados al Partido Demócrata, como es el caso de Peter Hakim, presidente del Diálogo Interamericano, o los dirigentes del Center for American Progress, que es una organización que está muy ligada a la campaña de Hillary y trabaja mucho con políticos latinoamericanos.
Desde afuera del Gobierno trabajan en virtud de los acercamientos entre Macri y Hillary referentes de ONG que tienen estrechos lazos con la política y el establishment nor-teamericano, como Luis Savino, que preside el Centro de Estudios Americanos. También la fundación REAL, que lidera Juan Pablo Laporte, mantiene estrechos vínculos con Hillary y Macri al mismo tiempo.
Pero ese camino no necesariamente podría ser el que se desarrolle. La sorpresa del efecto Trump está latente en el círculo íntimo de Macri y no se han forjado más que relaciones formales con el aparato republicano. Sin embargo, ante un eventual triunfo del candidato republicano, unos pocos funcionarios macristas saben que hay un as en la manga. Macri cosechó hace varios años atrás una relación con el propio Trump por el lado empresarial. Fue un encuentro relacionado con inversiones, y desde que ambos se conocieron mantienen una relación formal.
r3