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Por afectación a océanos, sobrevivencia humana, peligra

Por afectación a océanos, sobrevivencia humana, peligra

CIUDAD DE MÉXICO,-  Al afectar los mares del mundo, quienes realmente estamos en riesgo de extinguirnos somos los humanos. Plásticos, fertilizantes, herbicidas, insecticidas; productos de la agricultura, de la contaminación industrial y de transporte, derrames petroleros, productos derivados de la economía basada en hidrocarburos contribuyen a la degradación de las fuentes de vida y de riqueza.

Vladimir Pliego Moreno, profesor-investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), y especialista en conservación de recursos naturales, dijo lo anterior en el marco de la conmemoración del Día Mundial de los Océanos.

El maestro en Ciencias apuntó que los océanos tienen un papel fundamental en temas como la regulación del clima planetario o la provisión de oxígeno “más de la mitad del oxígeno disponible en la atmósfera proviene de los microorganismos y ecosistemas que habitan en los mares, además de representar 70 por ciento de la superficie del planeta”, añadió.



“Los océanos nos brindan múltiples servicios ambientales, por supuesto alimentación, pero también medicinas”. En los mares existe una enorme diversidad de ecosistemas altamente productivos, como los arrecifes de coral, las marismas, estuarios, manglares y praderas de pastos marinos, que son sólo algunos de los ambientes oceánicos que brindan el soporte del 90 por ciento de la biodiversidad mundial.”

Todo está en riesgo debido a la acción humana, pues como señaló el especialista: “hasta hace relativamente poco se consideraba a los océanos como lugares sin fondo en los cuales parecía que podíamos verter cantidades infinitas de desechos, nunca ha sido así, pero ahora debido a la crisis ambiental, lo tenemos más claro”.

Señaló que la forma de producción y de consumo que han dominado en las últimas décadas ha generado una cantidad de desperdicios sin precedentes, muchos de los cuales llegan a los océanos y los han impactado severamente.

Señaló, además, que quienes habitamos áreas urbanas no estamos ajenos a ejercer un notable impacto en los mares; “aun las ciudades que se localizan lejos de las costas, como el caso de la Ciudad de México, tienen un impacto muy importante en los océanos debido a que buena parte del consumo de los productos y combustibles dañinos se realiza directa o indirectamente en las ciudades”.



La contaminación y el calentamiento global derivado de la quema de combustibles fósiles “están destruyendo pastos marinos, blanqueando los corales, destruyendo ecosistemas fundamentales no sólo por los servicios ambientales que proporcionan, sino que además nos ayudan a mitigar el propio cambio climático, los océanos realizan al menos el 25 por ciento de la absorción del CO2 que generamos los seres humanos”.

Pliego Moreno advirtió el absurdo de estar “destruyendo los ecosistemas que nos ayudan a amortiguar los efectos de nuestras propias acciones. Por ejemplo, tenemos el problema de la contaminación en la Ciudad de México y parece que fuera un tema local, pero no es así, la atmósfera es muy dinámica, los contaminantes se trasladan a sitios lejanos, se depositan en los mares y es una de las principales causas de la acidificación de los océanos”.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Lund, del 2015, una parte de los contaminantes atmosféricos se han depositado en el Ártico y el deshielo ahora conlleva el riesgo (antes insospechado) de que ahora se re-emitan cientos de toneladas de contaminantes a la atmósfera.

“Hemos realizado prácticas con los estudiantes de la universidad al Sistema Arrecifal Veracruzano, visitamos alguna de las islas en donde no vive nadie, pero encontrábamos plásticos, parte de la clase fue ayudar a limpiar esas zonas. ¿Cómo llegó ahí esa basura, de dónde venía?”, cuestionó el académico.

Un caso ejemplar es el de la vaquita marina en el Alto Golfo de California “este cetáceo se encuentra al borde de la extinción debido al tráfico de Totoaba, el problema es el gran valor comercial que tiene la vejiga natatoria (el buche) de este pez, que también se encuentra en serio peligro debido a la demanda que existe en los mercados asiáticos”.

“El que paguen una cantidad importante en el extranjero por este recurso endémico ha generado que la pesca de Totoaba sea muy intensiva y en las redes queden atrapadas, de manera incidental, las vaquitas”.

“Ya existía una zona de exclusión, recientemente se avanzó en la eliminación de las redes que afectan a la vaquita, pero no hay vigilancia para que realmente no se usen. Ningún tipo de vigilancia es efectiva si no va de la mano con un proceso de convencimiento de las comunidades que viven del recurso pesquero, además de generar alternativas de artes y equipos de pesca menos dañinos para el ambiente y para la vaquita. La investigación para estas actividades no cuenta con suficientes recursos.”

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