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Qué amargo fin para el peso en 2016

Qué amargo fin para el peso en 2016

CIUDAD DE MÉXICO,- ¿Es cuestión de brujería?, hubo un momento en este aciago año que las estimaciones compiladas por Bloomberg ubicaban a la moneda mexicana como una de las más ganadoras entre las principales divisas. Bankf of America, Citigroup, HSBC Holdings, aportaron «las cosas no será peor».

Pero el sueño de que la economía rampante estaba por encima de cualquier mal presagio -según los funcionarios-, se han dado con un golpe en el rostro. El año 2016 fue avanzando y el peso no descolló entre las monedas de los mercados emergentes, sino que ha tenido el peor desempeño. La interrogantes ¿cómo el peso llegó a valer 5 centavos de dólar?

Golpeada por acontecimientos más allá de sus fronteras -como el referéndum del Brexit en Reino Unido-, la moneda había caído seis por ciento frente al dólar estadounidense este año hasta el 8 de noviembre. De un día para otro, el peso cayó más de 13 por ciento, rebasando por primera vez la marca de los 20 pesos por dólar en el mercado interbancario.



En ese momento, y ahora que se cotiza en unas 20.40 unidades, el peso mexicano vale unos 5 centavos de dólar y probablemente finalice el año registrando su cuarta caída anual. Durante gran parte del año, el desempeño de la moneda mexicana dependió del desempeño de Trump en las encuestas.

En septiembre y de nuevo justo antes de las elecciones, cuando las encuestas sugerían que el candidato republicano a la presidencia tenía buenas posibilidades de llegar a la Casa Blanca, el peso se vio muy afectado, y no sólo por la idea de Trump de «construir su muro».

A finales del año pasado, ningún analista esperaba que el peso se negociara por encima de 18 por dólar. Sin embargo, la divisa emergente ha rebasado ese nivel desde mayo.

El error de los pronósticos de los operadores de divisas en sus previsiones se remonta al llamado ‘Efecto Tequila’ de finales de 1994, después de la cual el gobierno mexicano, desesperado por recuperarse de un cuasi colapso, instituyó un marco regulatorio para fortalecer la negociación del peso. En las dos décadas siguientes, el peso ha surgido como la cobertura de todas las coberturas.



La inflación está bajo control, la calificación crediticia del país sigue siendo de grado de inversión, y el crecimiento económico estimado en 2.1 por ciento este año parece francamente generoso en comparación con las recesiones en Brasil y Rusia, países con dos de las principales divisas del mundo. Para muchos de los analistas que siguen a México desde hace tiempo, el comportamiento del peso no tiene sentido… hasta que uno ve cómo se han comportado los mercados extranjeros en los últimos años.

Para protegerse contra una caída en los precios de las materias primas, la desaceleración del crecimiento en China, la inestabilidad en Europa, o casi cualquier cosa, en realidad, los traders han estado vendiendo el peso en corto.

Las llamadas posiciones cortas, o apuestas a que el peso caerá, han superado a las posiciones largas por un tiempo récord de 26 meses. Hasta ahora, sólo había dos períodos que se acercaban en duración (si es que los seis meses en 2009 y los ocho meses en 2002 pueden considerarse cercanos).

Las correlaciones entre el peso y muchos activos importantes están aumentando, incluyendo el petróleo, la libra esterlina y, lo más importante, el índice S&P 500, visto como un indicador de las expectativas de crecimiento mundial.

La correlación lineal diaria entre el peso y el índice casi se ha duplicado desde el año pasado, a 0.47, la mayor correlación entre todas las monedas de mercados emergentes. (Una correlación de cero significa que los activos son independientes entre sí, 1 significa que se mueven al unísono).

Como resultado, el peso ya no es sólo una historia sobre México o los Estados Unidos, dice Andrés Jaime, estratega de Barclays y exestratega de activos cruzados para el Banco Central de México. «Hay una historia para el petróleo, una historia para China, una historia para el crecimiento global, etc.», dijo.

El hecho de que el peso se mantenga en negociaciones las 24 horas y cinco días a la semana impulsa la demanda de la moneda como cobertura. Eso es una rareza en América Latina, donde el real de Brasil y el peso chileno sólo operan en horas hábiles. El peso también es la segunda moneda más líquida entre los mercados emergentes (perdió el primer puesto este año frente al yuan de China).

Su negociación diaria promedio alcanzó los 112 mil millones de dólares en abril, de acuerdo con las últimas cifras disponibles del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés). Este monto es de alrededor del doble del rublo o el rand.

«Este es el año de extrema volatilidad para México», dice Juan Carlos Rodado, director de investigación para América Latina en Natixis Norteamérica y el mejor pronosticador del peso en el tercer trimestre, según la clasificación de Bloomberg. Rodado no considera que la situación vaya a cambiar en 2017. «Se convierte en un problema», dice, «cuando la moneda está atrapada por esa volatilidad y se vuelve necesario subir las tasas de interés» para frenar la especulación.

Bajo esa medida, la volatilidad es un problema. El Banco de México, conocido también como Banxico, sorprendió a los mercados con cuatro aumentos de las tasas de interés en 2016, pero sólo porque los estrategas comenzaron a incluir una variable en sus pronósticos, la extrema volatilidad del peso.

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