ESTADOS UNIDOS.- Hillary Clinton pudo no haber llegado a la Casa Blanca, pero los grandes perdedores de la elección presidencial de Estados Unidos, fueron los sondeos de intención de voto.
El fracaso de las empresas de sondeos y los analistas en la elección fue tan evidente que el futuro de todo el ramo se convirtió en el centro de una polémica. Tal vez ninguna falló de forma tan estrepitosa, como aquella llevada a cabo por RealClearPolitics, considerada una fuente fiable en el análisis de tendencias, indicaba una ventaja media de unos 3.3 puntos porcentuales para Clinton.
De las 20 mayores empresas de sondeos, incluyendo redes nacionales de televisión y periódicos, que realizaron más de 80 encuestas desde mediados de septiembre, solamente una -del diario Los Angeles Times asociado a USC Tracking- indicó de forma consistente la ventaja de Trump.
La web especializada de Silver, FiveThirtyEight alertaba de que Clinton vencería la batalla en Florida, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. La realidad fue otra, Trump ganó en los cuatro estados.
Aún cuando el conteo de los votos indicaba claramente la ventaja de Trump, FiveThirtyEight indicaba que Clinton tenía casi el 70% de probabilidades de ganar la elección.
El respetado sistema del diario New York Times, llamado Upshot, estimó que Clinton tenía el 85% de probabilidades de ganar la elección y específicamente un 93% en Wisconsin. Una vez más: Trump ganó en ese estado.
Pero… ¿por qué fallaron de manera estrepitosa? De acuerdo con especialistas, esto tiene que ver con que se realizaron literalmente centenas de encuestas sobre la elección presidencial, basando su muestreo en el electorado tal como estuvo compuesto en la elección anterior.
De esa forma, simplemente desestimaron el número de electores de Trump, demasiado tímidos o hábiles en eludir a los encuestadores. Por otro, la participación de los blancos pobres, fue enorme en tanto que la de los negros y los millenials, fue menos de la que se habría predicho.
Incluso en el equipo de campaña de Hillary Clinton, fallaron al analizar los datos. Los encuestadores no entendieron la profundidad del resentimiento contra la exsenadora y exsecretaria de Estado, a quien muchos ven como una corrupta integrante de una élite enquistada en Washington.
jcrh