CIUDAD DE MÉXICO. -Estamos a pocos días de que terminen las clases en diversas escuelas, y es por ello que esta ocasión quiero enfocarme a las problemáticas que ocurren dentro de los planteles educativos.

Sin duda, diciembre es una época en la que la reflexión nos puede ayudar (tanto a nosotros como a nuestros hijos) a estar atentos de lo que pasa.

Y es que en la actualidad hemos conocido casos brutales y desafortunados contra algunos pequeños como violaciones, las cuales han llegado a tener consecuencias graves, y han tenido lugr desde jardines de niños hasta escuelas preparatorias y universidades.

Por ello, es bueno preguntarnos ¿qué es lo que está pasando y por qué?

Aunque no lo creas, esas situaciones tienen nacimiento desde las conductas sociales hasta el contexto económico que viven las familias de cada alumno.

Bullying

Es una forma de violencia entre compañeros en la que uno o varios alumnos molestan y agreden de manera constante y repetida a uno o varios compañeros, quienes no pueden defenderse de manera efectiva y generalmente están en una posición de desventaja o inferioridad.

Es también una conducta violenta o agresiva que se repite y que se da de manera constante en la que las agresiones se presentan durante un largo período de manera intencional y que buscan provocar un daño.

Se debe tener en cuenta que en el acoso escolar intervienen tres actores principalmente: las víctimas, los agresores y los testigos (alumnos o docentes de la escuela que observan las agresiones).

Las consecuencias para la víctima son aislamiento, pérdida de confianza, disminución del rendimiento académico, problemas físicos (moratones, huesos rotos), depresión, etcétera. La ignorancia o la pasividad de las personas que le rodean como pueden ser compañeros de clase o profesores, implica mayores riesgos.

El agresor identifica que la violencia o la degradación a las otras personas es una forma de obtener algo o de sentirse respetado, aumentado su agresividad y su egoísmo.

Clases sociales

A lo largo de la historia, diversos sociólogos han dado a conocer que las clases sociales influyen en el éxito o deserción escolar de los alumnos. Y esto no sólo tiene que ver con las características de los centros escolares, sino también de elementos externos, como los ingresos y formación de los padres, el sexo de los alumnos, el número de hermanos, el ámbito rural o urbano en el que viva.

Esto llega a verse reflejado en las escuelas cuando, por ejemplo; el profesor pide un material para la clase de física y por falta de recursos económicos uno de sus alumnos no pudo llevarlo, mientras que todos los demás sí. ¡Inevitable pasar desapercibido! Y es ahí cuando comienza el rechazo hacia ese alumno o peor aún cuando comienza el bullyng hacia él o ella.

Tal vez eso pueda traducirse en incumplimiento de labores, pero la realidad es que los recursos no son suficientes en su familia, hecho que desde el hogar trae consigo estrés, bajo rendimiento académico y aislamiento.

No renovar útiles, calzado, uniformes e incluso la falta del aseo personal por la escasez de recursos son problemas que orillan a los alumnos a no querer volver a la escuela.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el año 2015, el 44% de los jóvenes de entre 15 y 24 años acude a algún centro educativo, cifras que no alcanzan la mitad de la población escolar.

Fobia social y timidez

Otro gran problema es la fobia social, la cual es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo persistente a una o más situaciones sociales por temor a que resulten embarazosas. Este temor puede ser desencadenado por el escrutinio (percibido o real) de otras personas.

Estar frente al grupo de compañeros para exponer algún tema de clase, es un factor que para algunos niños y jóvenes los pone nerviosos, síntoma que va acompañado de taquicardia, temblores corporales, dificultad para respirar, en fin. Entornos que pueden derivar en futuras oportunidades como un nuevo empleo o interferir en relaciones personales y amorosas.

Por lo general, la fobia social comienza en la juventud. Un médico puede darse cuenta que una persona sufre de este mal si ha tenido síntomas durante por lo menos 6 meses. Sin tratamiento, la fobia social puede durar muchos años e incluso toda la vida.

¿Te has fijado la facilidad con la que tu hijo o hija hablan en público? ¿Les sudan las manos cuando necesitan expresarse? ¿Se sonrojan cuando están rodeados de muchas personas? ¿Se preocupan muchos días antes o semanas antes de que suceda un evento? ¿Tienen dificultades para hacer amigos?

Mobbing a profesores

Los profesores también son víctimas de acoso por parte de los alumnos, sí, leíste bien, acoso por parte de los alumnos.

Esta situación me lleva a contarte un caso que fue real y que viví cuando estaba en secundaria. La maestra que nos impartía la clase de geografía era una mujer de aproximadamente 40 años, de estatura media y complexión delgada, pero eso sí, con un carácter frío y poco sutil para dar clases.

Un buen día, mis compañeros quisieron pasarse de listos con ella. Su escritorio y silla eran metálicos y de color azul. Ella entro al salón, se sentó en la silla, dio los 40 minutos de clase y ¡oh sorpresa! Al salir del salón se percató que su pantalón blanco estaba manchado de la parte trasera de pluma ¡roja!

Hecho que valió para que todo el grupo sin deberla ni temerla le pagara el pantalón y tuviéramos un examen difícil, de verdad difícil. El motivo creo que a ciencia cierta hasta la fecha nunca lo supe, pero ese evento desafortunado quedó imborrable para la eternidad.

La falta de autoridad es uno de los motivos de este acoso a profesores, ya que se relaciona con la crisis de desobediencia actual que afecta a las sociedades post-industriales, que se presentan en la escuela y en la familia. Sus causas son culturales, económicas y sociales.

También los docentes sufren acoso moral de parte de los padres, por ejemplo, cuando el hijo saca malas calificaciones.

Un fenómeno mundial que ha ido aumentando a lo largo de los años, tan sólo en España el 27% de los profesores sufre o ha sufrido faltas de respeto por parte de sus alumnos. Esto provoca la desmotivación del profesorado y el abandono de la enseñanza en algunos casos.

Tal vez ya tenías conocimiento de algunos de ellos y de otros no, pero independientemente de ello, son situaciones en los que la comunicación con nuestros hijos y con sus profesores hará que la calidad educativa y social puedan elevarse y reflejarse en mejores calificaciones, mayores ánimos de asistir a clases y la tranquilidad que mereces al llevarlos a la escuela.

No olvides que tus hijos son el futuro pero también el presente. Hagamos que recuerden su infancia como lo máximo, cosa que derivará en un futuro próspero donde agradecerán el haber aprendido de sus profesores pero también de sus compañeros y amigos.

María Amelia Aguilar

Twitter: @aguirule