MÉXICO.- Los inversionistas extranjeros en México, poco a poco enfrían su interés, debido en gran parte a una histórica reforma energética que aún no da frutos.
Y es que México -hasta hace poco la niña bonita de los inversores extranjeros- es ahora una fuente de decepción.
Un desplome de los precios del petróleo frustró la expectativa de que la apertura del sector energético, liderada por el presidente Enrique Peña Nieto en 2013, junto con reformas a las telecomunicaciones y la banca, impulsarían la inversión extranjera y el crecimiento. En tanto, algunos nubarrones acechan ahora el presupuesto y la economía.
A esto tenemos que agregar que, el peso mexicano ha sido la segunda moneda con peor desempeño entre las principales divisas emergentes este año, solo detrás del peso argentino, y está operando cerca de su mínimo récord pese a un agresivo incremento de la tasa de interés que apuntó a detener su caída.
México, de acuerdo con especialistas, se encuentra al principio de lo que parece ser una mala racha con un crecimiento muy por debajo de la tasa del 6.0 por ciento que el presidente Enrique Peña Nieto prometió.
El gasto gubernamental se disparó en el Gobierno de Peña Nieto, pero la caída del petróleo golpeó sus ingresos y los ingresos fiscales no petroleros de México son de los más bajos de América. Las cosas podrían empeorar si el país no cumple con la poda de presupuesto prometida en la petrolera estatal Pemex.
La débil inversión extranjera directa deja a México dependiente de los flujos de cartera para financiar su déficit de cuenta corriente y lo expone a los vaivenes del mercado. La posibilidad de que Donald Trump, que apoya renegociar las relaciones comerciales y financieras con México, llegue a la presidencia de Estados Unidos podría aumentar aún más la volatilidad del peso.
jcrh