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Trump su ira se ha centrado en la industria automotriz

Trump su ira se ha centrado en la industria automotriz

CIUDAD DE MÉXICO.- Las balandronadas a la amenaza real y los cañonazos a través de Twitter -arma principal- de Donald Trump, se cebaron en la industria automotriz de México, pero dado su egocentrismo y espíritu belicoso es de suponer que serán otros países los afectados.

Además del odio que no oculta contra México, hay otras empresas que también coayudan en materia de autos y necesariamente son empleos que seguramente buscará restituir. Recordemos que Detroit considerada como «motor city» a causa de su crisis, perdió su identidad y la ciudad parecía un fantasma.

El intento de Donald Trump de restringir el libre comercio en la industria automotriz comenzó con una advertencia vía Twitter a los 3 Grandes de Detroit sobre la construcción de fábricas al sur de la frontera, en México. También amenazó a BMW por lo avanzado de su planta en San Luis Potosí donde se producirán 150 mil autos al año.



Detroit era el corazón de la industria automotriz estadounidense, una buena parte de esa fuerza se halla en Windsor, Ontario donde casi 6 mil empleados de Fiat-Chrysler, arman las pickups Ram y el minivan Pacifica de Chrysler. Las plantas de montaje de Ontario -Canadá- tiene 27 mil empleados, entre ellos 5 mil 600 que arman los vehículos utilitarios deportivos, Chevrolet y el deportivo Camaro en dos plantas de General Motors.

También hay unos 7 mil empleados en dos instalaciones de Toyota que arman los crossovers Lexus RX, los sedanes Corolla y SUV Rav4. Es casi un empleado de montaje por cada cinco en los Estados Unidos, según datos laborales de las compañías y de la Alianza de Fabricantes de Automóviles.

En lo que respecta a los vehículos, la brecha comercial de los Estados Unidos con Canadá es en realidad mayor que con México: 28 mil 600 millones de dólares en los primeros 11 meses de 2016, contra 18 mil 300 millones de dólares en la frontera sur.

El Forester de Subaru encabeza la lista, seguido del Rogue de Nissan, ambos se arman en Asia -Japón-; tan solo en vehículos la brecha comercial de los Estados Unidos con Japón es casi dos veces mayor que con México. Corea del Sur sede de Hyundai y Kia, también envía -no recibe- un flujo constante de autos a los Estados Unidos.



Un arancel de 35 por ciento a los vehículos importados tendría un efecto paralizador en las tres regiones y haría que la industria automotriz estadounidense se pareciera mucho al mercado actual de pickups, que ha enfrentado un arancel de importación de 25 por ciento desde principios de la década de 1960. En lo que respecta a los camiones, los consumidores estadounidenses tienen menos opciones que en el caso de los sedanes.

Ese impuesto ha llevado a algunas compañías automotrices extranjeras a construir plantas en los Estados Unidos. Toyota fabrica los Tacoma en Texas, por ejemplo, mientras que los Titan de Nissan salen de Canton, Misuri, y Honda arma su Ridgeline en Lincoln, Alabama.

Pero algunos de los mayores nombres de la industria, entre ellos Hyundai y Volkswagen, se mantienen por completo al margen de ese segmento. Mercedes incorporará un pickup a su línea de productos este año pero, irónicamente, no planea venderla en los Estados Unidos.

En definitiva, si los Estados Unidos abolieran el Tratado de Libre Comercio de América del Norte se generarían unos 22 mil nuevos empleos en el país, según el Centro de Análisis Automotriz.

La mala noticia, sin embargo, es que el país también perdería 37 mil empleos, ya que los precios de los vehículos subirían mientras que las opciones y la demanda declinarían.

“Es una estimación muy conservadora”, dijo Kristin Dziczek, directora del Grupo de Economía y Trabajo del Centro de Análisis Automotriz. “No conozco a mucha gente que pueda permitirse un vehículo que sea 100 por ciento estadounidense”.

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