ESTADOS UNIDOS.- En más de una ocasión, durante sus mensajes de campaña, Donald Trump ha acusado a China de «robar» empleos a Estados Unidos, de manipular su divisa e incluso ha prometido una guerra comercial con Pekín.
Pero lo que no ha dado a conocer, es que el Trump Hotel Collection (THC) buscó cerrar un acuerdo con el State Grid Corporation -el mayor grupo estatal chino- para gestionar un colosal proyecto inmobiliario, con hotel de lujo incluido, en el este de Pekín, según fuentes informadas de estas negociaciones.
Los contactos iniciados en 2014 con State Grid condujeron a un protocolo de acuerdo para un contrato de 100 a 150 millones de dólares en 15 años, de acuerdo con informes de Robby Qiu, exdirector de las oficinas de Trump en China.
THC, que administra la cartera en el sector inmobiliario de lujo del empresario, es operador de los hoteles Trump y de campos de golf en varios países, desde Panamá a Azerbaiyán, pasando por Indonesia.
Por su parte, State Grid, segunda empresa mundial en volumen de negocios, según Forbes Global 500, alimenta de electricidad a 1.100 millones de chinos. Está directamente administrada por el gobierno central y sus directivos -procedentes de altas esferas del Partido Comunista chino- son nombrados por el gobierno de Pekín.
Donald Trump y algunos miembros de su familia se mostraron «entusiasmados» con la idea de obtener un contrato con State Grid, según otra fuente que confirmó estas negociaciones y que requirió el anonimato.
Debemos señalar, que la aversión y amarga retórica de Donald Trump contra China, no es producto de su plataforma electoral. Dedes 2011, el magnate calificaba a los dirigentes chinos de «enemigos» de Estados Unidos: «¿Que otra cosa se puede decir de gente que destruye el futuro de nuestros niños, que echa a perder nuestro estilo de vida?», escribía. «No debemos suplicar a los comunistas por algunos pequeños contratos», advertía.
Sin embargo, sus negociaciones con grupos chinos muy cercanos al gobierno de Pekín prosiguieron varios meses después de la entrada en campaña electoral de Trump, según Qiu.
El director general de THC, Eric Danziger, confiaba al China Daily en octubre de 2015 -tres meses después del lanzamiento de la campaña de Trump- que buscaba «activamente» proyectos en Pekín, Shanghai y Shenzhen.
No es un secreto que el millonario estadounidense intentaba implantarse en la segunda economía mundial desde al menos 2006, año en el que inició el proceso de registro de su marca en Hong Kong y en China continental.
Desde entonces, ha presidido y poseído al menos nueve sociedades que mantienen relaciones con China, según los documentos financieros transmitidos a la Comisión electoral estadounidense, entre ellas cuatro registradas en Nueva York para un proyecto de hotel en Shenzhen.
El primer contrato de importancia logrado por Trump en China fue en 2008, un acuerdo con el gigante promotor Evergrande y el grupo de Hong Kong Orient Property para levantar un complejo residencial en Cantón. Sin embargo esta colaboración no dio resultados.
En 2012, la familia Trump reactivó sus esfuerzos y abrió una oficina en el piso 25 de un rascacielos de Shanghai. Emplearon a unas diez personas, encargadas de buscar socios locales a THC.
Trump ya estaba entonces en relaciones con empresas estatales chinas, entre ellas ICBC, el mayor banco chino, cuya principal sucursal en Estados Unidos está en la Trump Tower en Nueva York. Pero nuevamente, las negociaciones quedaron congeladas, tras la apertura de una investigación por corrupción contra State Grid y cuando el Tribunal de cuentas chino denunció en junio de 2015 el recurso ilegal a terrenos públicos para este proyecto. Las obras se detuvieron. Nada indica que empresas del grupo Trump hayan sido objeto de investigaciones en este caso.
jcrh