En los próximos años, los individuos hospitalizados que, por indicación de su médico, deban utilizar catéteres o sondas, podrán disponer de estos dispositivos biomédicos, pero modificados con radiación ionizante para retener y liberar fármacos, lo cual reducirá los riesgos de contagio por infecciones.
Guillermina Burillo Amezcua, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, echó a andar en el Departamento de Química de Radiaciones y Macromoléculas —del que fue fundadora— utilizó una línea de estudio para obtener materiales antibacterianos y antifúngicos que permitirán resolver, en buena medida, esta complicación sanitaria.
“El método consiste en tomar catéteres, sondas, hilo de sutura e incluso gasas (usados comúnmente en biomedicina) y optimizarlos por radiación. Una vez, con los nuevos compuestos, pueden retener y liberar fármacos en forma controlada”, señaló la investigadora.
Burillo Amezcua decidió modificar estos dispositivos por radiación ionizante y no por otro método químico, pues así no es necesario agregar aditivos, aceleradores o iniciadores, de los cuales quedarían trazas en los nuevos compuestos que, al contacto con el cuerpo, causarían alteraciones.
Cerca de 20 por ciento de los pacientes hospitalizados (especialmente los que padecen enfermedades de riñón) utiliza catéteres, con los que se incrementa el riesgo de infecciones al formarse en su superficie una película bacteriana conocida como biofilm (las asociadas a catéteres representan casi la totalidad de las desarrolladas en el tracto urinario).
El grupo de investigadores, coordinado por Burillo Amezcua, obtuvo buenos resultados al modificar en el laboratorio, mediante radiación ionizante, la superficie de catéteres de policloruro de vinilo (PVC) con ácido acrílico (sensible al pH) y polietilenglicol-metacrilato. Así retuvieron el antibiótico, en este caso ciprofloxacina, liberada en forma controlada a fin de inhibir la formación de la biopelícula de bacterias como Escherichia coli y Staphylococcus aureus.
Este método posibilita colocar antifúngicos en esos dispositivos biomédicos para reducir hongos como Candida albicans (causante de candidiasis).
En colaboración con investigadores de la Universidad de Compostela, España, el grupo de Burillo Amezcua elaboró un sistema antifúngico bioinspirado más eficaz en el tratamiento de Candida albicans. Éste funciona al injertar —mediante radiación gamma— glicidil metacrilato en dispositivos de hule de silicona para después modificarlos con ergosterol, componente de las membranas celulares fúngicas.
“Ya realizado el proceso se inmoviliza el antifúngico (natamicina) para que permanezca estático, sin liberarse hasta estar en presencia del hongo”, apuntó
Como ya se dijo, estos organismos también se componen de ergosterol, por lo que aparece un efecto competitivo que hace salir el fármaco de los dispositivos. “Lo singular de este sistema es que no lo dosifica hasta que está presente el elemento a combatir; de ahí lo de ‘bioinspirado’, porque causa un efecto de competencia”, comentó Burillo Amezcua.
Tras varios años de pruebas en laboratorios de ambas universidades, el grupo internacional decidió tramitar la patente de este sistema antifúngico, ya disponible en España.
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