ALEPO, SIRIA.- Miles de personas atrapadas en el este de Alepo se enfrentaron al frío, el hambre, la miseria y una espera incierta para salir de la ciudad como refugiados mientras las fuerzas gubernamentales se hacían con el control del último bastión de resistencia rebelde, un gran triunfo en la guerra civil siria.
Mientras se extendían los reportes sobre asesinatos por parte de soldados gubernamentales y milicianos armados -negados por Damasco-, muchos se vieron impactados por la dolorosa realidad de que puede que no regresen nunca a casa.
La batalla por Alepo comenzó en 2012, un año después del alzamiento contra el presidente Bashar al-Assad, pero fue solo durante este verano boreal que el Ejército y sus milicias chiíes aliadas, apoyados por el poderío aéreo ruso, lograron rodear la zona oriental bajo control rebelde.
El 24 de noviembre, los atacantes lograron un súbito avance, obligando a los insurgentes a retroceder, para aceptar más tarde un alto el fuego y un acuerdo de retirada el pasado martes.
Las imágenes de los últimos días procedentes del reducto rebelde mostraban a multitudes reunidas alrededor de hogueras, envueltas en ropa de abrigo para combatir el frío y buscando refugio entre montañas de escombros y metales retorcidos.
Los residentes afirmaron que las calles están llenas de cadáveres. Fotografías enviadas por un médico mostraron a un hombre en una clínica de campaña andando entre cuerpos tirados en el suelo cubiertos por mantas en un pasillo con las paredes salpicadas con manchas de sangre.
Para los rebeldes que intentan decidir qué hacer ante la derrota, el miedo por sus familias y otros civiles influye bastante. Tras prometer no irse nunca, reconocieron que no tenían otra alternativa mientras los bombardeos afectaban a zonas residenciales.
Aceptaron los términos de retirada fijados en una propuesta ruso-estadounidense que les ofrecía una salida segura y que les fue presentada por funcionarios de Estados Unidos, dijeron funcionarios rebeldes. Pero en cuanto se hicieron a la idea de rendirse, Rusia declaró que no había acuerdo.
Los comandantes insurgentes decidieron que su única opción era combatir hasta la muerte, afirmó el líder del grupo rebelde Jabha Shamiya.
Nuevas conversaciones entre Rusia y Turquía, el principal soporte foráneo de los rebeldes, generaron otro acuerdo de evacuación, pero su puesta en marcha se interrumpió, dejando a miles de personas en el limbo con temperaturas bajísimas.
con información de agencias
jcrh