ALEPO, SIRIA.- Alepo, el último bastión de la insurgencia siria, vivió en este jueves el proceso de evacuación de civiles y combatientes, como parte de un acuerdo de cese al fuego que busca poner fin a años de enfrentamientos en la ciudad siria y que certificará una gran victoria para el presidente Bashar al-Assad.
Un convoy de ambulancias y autobuses con casi mil personas a bordo abandonó la devastada zona, que fue cercada y bombardeada durante meses por fuerzas gubernamentales sirias. La televisión estatal siria reportó más tarde la partida de otras dos caravanas de 15 autobuses cada una.
Las mujeres celebraban a gritos mientras los autobuses pasaban por una zona bajo control gubernamental y algunos ondeaban la bandera siria. Assad dijo en una declaración grabada en video que la captura de Alepo fue un momento histórico.
Miles de personas necesitan ser evacuadas, pero la prioridad más urgente la tienen los heridos, los enfermos y los niños, incluyendo los huérfanos», dijo Jan Egeland, asesor de asuntos humanitarios de Naciones Unidas en Siria.
Detrás de los que huían quedaba una tierra devastada de edificios destruidos, escombros y muros con impactos de bala, donde vivían decenas de miles de personas hasta hace pocos días bajo un intenso bombardeo incluso tras el colapso de los servicios médicos y de socorro.
Alepo, en un tiempo fue considerada como un importante centro económico. Hoy luce destrozada por una guerra que ha dejado como saldo más de 300.000 personas muertas, creando al mismo tiempo, la peor crisis mundial de refugiados y permitiendo el ascenso de Estado Islámico.
Pese a la tregua y al proceso de evacuación, la realidad es que la guerra dista mucho de terminar. Los insurgentes siguen en control de la provincia de Idlib y Estado Islámico ocupa todavía partes del este, incluso recapturó la ciudad de Palmira esta semana.
El Comité Internacional de la Cruz Roja indicó que fueron evacuados unos mil civiles y 26 heridos, incluidos muchos niños, un total que espera que se duplique al final del día. El CICR aseguró que hay «muy poco monitoreo» de las autoridades sirias, sin controles de identidad ni registros.
jcrh