TEXAS, ESTADOS UNIDOS.- Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Texas, confirma lo que desde hace tiempo se venía sospechando: las actividades de extracción de crudo y gas, también conocido como fracking, podrían haber provocado unos 9 de cada 10 temblores que Texas ha registrado en los últimos 40 años y los sismos se harán más frecuentes debido a un repunte de la actividad en los campos petroleros durante la última década.
De los 162 sismos de magnitud 3,0 o superior registrados en Texas entre 1975 y 2015, un cuarto fue «casi seguramente inducido» por actividades relacionadas al gas y el petróleo, mientras que un 33 por ciento fue «probablemente inducido» y un 28 por ciento fue «posiblemente inducido», escribieron investigadores liderados por el geocientífico Cliff Frohlich de la Universidad de Texas, Austin.
Desde el auge de los campos de petróleo de esquisto y gas en las cuencas Haynesville y Permian en el 2008 debido al uso generalizado de las tecnologías de perforación horizontal y fracturación hidráulica, la tasa de sismos que supera la magnitud 3,0 en Texas ha aumentado desde dos anuales a 12 por año.
Los llamados métodos de producción no convencional generan entre dos a tres veces más aguas residuales que los campos petroleros convencionales y han aumentado la cantidad de agua que se debe inyectar a profundos pozos subterráneos de desechos, que han sido relacionados a una reciente ola de temblores en Texas y Oklahoma.
Oklahoma registró 890 temblores de magnitud 3,0 o superior sólo en el 2015, comparado con los dos a tres cada año antes del 2009. En el estado, los reguladores han pedido a algunas compañías que reduzcan la tasa de inyección de aguas residuales para intentar frenar la actividad sísmica.
Los autores reconocieron que la mayoría de los pozos de desechos y campos petroleros en Texas no han sido asociados con los sismos. «Sin embargo (…) no podemos descartar las correlaciones en el tiempo y en el espacio durante un largo historial de funcionamiento», escribieron los autores.
jcrh