A veces tenemos destinado nuestro sueldo para el pago de ciertas cosas, como el pago de nuestras deudas, pero en ocasiones nos vemos rebasados y nos es imposible pagarlas.
Y es que dejar de pagar un préstamo, ya sea hipotecario, personal o de tarjeta de crédito, puede ser un gran dolor de cabeza, con consecuencias mayores para tus finanzas.
Si quedaste desempleado, o te subieron la renta y ya no te alcanzó, sabemos que la «solución» más tentadora puede ser dejar de pagar, aunque esto sólo te generaría más problemas con tu historial crediticio.
Pero aquí te van unos consejos para salir del paso sin que se vea afectado tu historial:
1. Lo peor que puedes hacer es dejar que pase el tiempo sin que hagas algo para resolver el problema.
2. Conoce tu situación actual
3. Define cuál es tu capacidad de pago
4. Habla con el banco
Una vez que conoces tu situación financiera a mayor detalle, puedes acercarte a la institución financiera con la que tengas el compromiso, para negociar los términos que te permitan resolverla.
Ya sea con un plan personal de pagos, con una reestructura de tu deuda con la que dejen de cobrarte intereses y sólo aportes a capital, o bien en último caso, puedes recurrir a una quita.
En este último caso es cuando tu deuda es adquirida por una recuperadora y te ofrecen ofertas de liquidación muy por debajo de lo que en realidad debes, aunque con esto te queda una «mancha» en tu historial y tendrás problemas en el futuro si quieres adquirir un nuevo préstamo.