Con casi todos los estilos europeos en sus construcciones, así como sus exquisitas decoraciones y estilo art nouveau y neoclásico, El Oro, Pueblo Mágico del Estado de México, es una de las provincias más ricas y productivas del país.
Este atractivo turístico cuenta con alrededores cubiertos por frondosos bosques de pino y cedro, que ofrecen parajes ideales para el esparcimiento como la Presa Brockman y el santuario de la mariposa monarca.
Así como su Teatro Juárez, una joya de estilo neoclásico francés, y el mural del Palacio de Gobierno con influencia del art nouveau; al internarse se podrá saber un poco más de su historia.
En tiempos prehispánicos, El Oro estuvo habitado por los mazahuas, quienes al ser conquistados por Axayácatl fueron obligados a pagar tributos con maíz, frijol y telas.
Luego de que se descubrieran las vetas de oro y plata con la llegada de los españoles, sus minas se consideraron las segundas más ricas del mundo, comparadas con las de Transvaal, en África.
Por decreto del 13 de octubre de 1902, la población recibió la categoría de ciudad y denominación de El Oro de Hidalgo.
Mientras, sus festividades más representativas son: el carnaval de febrero y marzo, un desfile con carros alegóricos, disfraces, charreadas, peleas de gallos, carreras de caballos, así como otras manifestaciones populares del pueblo.
Así como, la más significativa de El Oro, el cumpleaños de la Virgen de Guadalupe, celebración que se lleva a cabo cada 12 de diciembre con peregrinos, procesiones, danzas regionales, juegos pirotécnicos y verbenas populares.
Por su parte, la gastronomía está representada por el mole rojo o el mole verde con carne de guajolote o de pollo, la barbacoa, las carnitas y el arroz con verduras.
Las bebidas autóctonas por excelencia son el pulque, el sende choo o pulque de maíz, el agua de sambumbia y la tradicional, llamada chiva.
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