ATENAS,- El partido izquierda de gobierno Syrisa, considera una opción convocar a elecciones anticipadas en 2017 porque ve menos factible lograr concesiones de alivio a la deuda o la austeridad por parte de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional. El gobierno pierde apoyo y la crisis de Grecia se aproxima a un lapso donde las demandas de los acreedores, serán inflexibles.
Según fuentes helenas, aún no se ha tomado la decisión de convocar elecciones. El gobierno revisará el estado de las negociaciones en enero tras pedir a los acreedores nuevamente que se muestren más flexibles.
Los comicios permitirían a Syriza –si no a Grecia– escapar a las presiones de un impopular programa de rescate cuya dureza ha hecho caer a un gobierno heleno tras otro desde que comenzó la crisis en 2009. El líder de Syriza y primer ministro griego, Alexis Tsipras, como sus predecesores, pugna por cumplir los estrictos objetivos fiscales en un país asolado por la recesión y temeroso de la austeridad.
Una renovación de la crisis de deuda de Grecia en 2017 supondría otra prueba para la cohesión de la Unión Europea, cuyo sistema político afronta el reto de superar a los populistas euroescépticos en un conjunto de elecciones nacionales el próximo año. Los gobiernos europeos no quieren reavivar el drama heleno, pero tampoco quieren hacer concesiones a Atenas para evitarlo.
Tsipras, que mantendrá reuniones con los mandatarios de Alemania y Francia en los próximos días, sorprendió a los griegos y los acreedores del país la semana pasada con regalos fiscales que se consideran preparatorios de unas elecciones. Prometió a 1,6 millones de pensionistas una bonificación de Navidad de entre 300 euros y 800 euros. Además, suspendió el aumento previsto del IVA en las islas del Egeo que han recibido gran número de refugiados de Medio Oriente. Las autoridades de la UE señalaron que estudiarán si las promesas de Tsipras son compatibles con los compromisos del rescate de Grecia.
Si hubiera elecciones anticipadas el próximo año, fuentes de Syriza esperan una derrota del partido y un nuevo Gobierno liderado por la formación conservadora Nueva Democracia. Las fuentes señalan que su objetivo en los eventuales comicios sería evitar ser barridos, algo que consideran una posibilidad si se mantienen demasiado en el poder sin lograr concesiones de los acreedores.
Las negociaciones realizadas este mes han demostrado a los líderes helenos que están atrapados entre las exigencias de sus acreedores más poderosos: Alemania y el Fondo Monetario Internacional.
Berlín sólo está dispuesto a comprometerse a reducciones menores de la deuda griega y el FMI insiste en que deben realizarse reformas políticamente onerosas, como recortes de las pensiones, sobre todo si Alemania insiste en que Grecia debería tener un mayor superávit presupuestario.
El FMI, que no desea que se le culpe de la austeridad, ha señalado que sería menos severo con Grecia si Europa redujera el objetivo fiscal. Además, insiste en que siga la desregulación de las leyes laborales helenas, lo cual Syriza ha considerado un ataque inaceptable a los ya de por sí reducidos derechos de los trabajadores.
Las autoridades alemanas están de acuerdo con el FMI en que Grecia necesita mayores reformas económicas, pero no están de acuerdo con el fondo en lo referente a la deuda griega. Alemania cree que no hace falta tomar una decisión sobre si hay que reestructurar la enorme cantidad de créditos de rescate al país y cómo hay que hacerlo hasta que el programa concluya en 2018. El FMI, por su parte, considera la deuda helena claramente insostenible y desea que Berlín concrete ahora qué tipo de alivio está dispuesto a ofrecer, aunque las decisiones finales no se tomen hasta 2018.
Si no hay un compromiso entre el FMI y Alemania –algo que no se logra desde principios de 2015– es probable que los gobiernos griegos sigan teniendo que hacer frente a exigencias de recortes dolorosos sin apenas recompensa.
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