CIUDAD DE MÉXICO,- La economía no acaba de librarla después de la cruda situación que ha vivido con los petroprecios la presencia de China se convierte en otro aspecto negativo, el auge alcanzado por la Bolsa Mexicana de Valores resultó flor de un día.
China en los últimos años tuvo un crecimiento superior al 7 por ciento que superaba a cualquier otro país del mundo pero en los últimos tiempos el gigante asiático vive un proceso de desaceleración, estrategia aplicada para transformar su modelo económico. Frente a este hecho, el peso mexicano fue arrastrado y obligó a una subasta de 373 millones de dólares.
Se pensó que con ello, el peso podría alcanzar un punto óptimo, sin embargo la devaluación del yuan obliga al abaratamiento de las exportaciones chinas. En opinión del Centro de Estudios Multidisciplinarios de la UNAM los productores orientales ofrecerán productos a bajos precios y esto genere que cientos de PyMEs mexicanas puedan declinar frente al sector minero, farmacéutico, electrónico y de telecomunicaciones.
Durante el primer trimestre del año, los ingresos de México cayeron alrededor de un 40 por ciento interanual en términos reales, principalmente por los menores precios del crudo y de la caída en la producción.
Los “petroprecios” se encuentran en a alrededor de la mitad de lo que cotizaba en 2014 y no se ven señales claras de que se produzca un retorno a los 100 dólares por barril, al menos en los siguientes dos años.
La Secretaría de Hacienda del Gobierno de México informó que el país posee coberturas petroleras para afrontar la caída de los precios internacionales, pero únicamente ofrecen un espacio de un año para la recuperación.
La caída de los ingresos petroleros requerirá un ajuste estructural de las finanzas públicas mexicanas mediante dos vías: una subida de impuestos o una reducción permanente del gasto.
En definitiva, México se encuentra ante un escenario de consolidación, que podría reducir el gasto público en un 9 por ciento interanual en términos reales en el segundo semestre de 2016 y en más de 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para finales de año.
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