CIUDAD DE MÉXICO.- La internacionalmente reconocida, Verónica Castro, se mostró triste y compartió el sentir de los mexicanos con la partida del «Divo de Juárez» durante la develación de las huellas de su compañero Eugenio Montessoro.
Con la partida física del cantautor Juan Gabriel, acaecida el pasado domingo 28 de agosto, la actriz Verónica Castro expresó que es momento de aprovechar a todas las figuras del medio artístico que siguen con vida o están abandonados por falta de trabajo, ya que aún existe un largo camino que nos pueden enseñar.
digtallpost, verónica castro
crédito: raúl soriano
«Hay muchos actores muy queridos a los que no se toma en cuenta para nada y que son libros abiertos, con mucha sapiencia y que los medios deberían acercar más a la gente; hay que aprovecharlos ahora que están con vida y que no vaya a pasar como con Chachita… María Victoria es un libro abierto, y lo mismo pasa con Chabelo, no sólo se acerquen a hacerles preguntas, como cuando vuelve a la televisión, él es una persona de quien se puede aprender mucho. Son gente con experiencia y con una gran historia que contar».
La protagonista de la telenovela «Los Ricos también lloran», quien recibió una réplica de las huellas de sus manos que se encuentran en una plaza sobre el Circuito Interior, manifestó la tristeza de la muerte de Juan Gabriel, y recordó aquella emisión del programa «Mala Noche… No» que realizó con él hace 28 años.
«Todos estamos pasando por un momento difícil, los mexicanos, los medios, el mundo de la música, porque como Juan Gabriel no va haber otro, y gracias a Dios, porque él era único… Es una tristeza compartida, pues como él no habrá otro, y ahora sé que habrá muchos imitadores a quienes les pido por favor que salgan a imitarlo más porque nos siguen recordando su imagen”.
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crédito: raúl soriano
Sobre el memorable programa dijo: «Qué bueno que me tocó la suerte de hacer ese programa, esos programas nunca los preparábamos, por eso eran mágicos. Cuando ya eran como las tres de la mañana, no nos dimos cuenta que ya se habían ido los mariachis y los músicos, pero la gente quería más, así que se tuvieron que ir a brincar a la oficina de la disquera para conseguir unas pistas”.
Además, fue testigo del momento en que el actor y compañero en la obra «Aplauso», Eugenio Montessoro, plasmó sus huellas en ese mismo lugar, al cual apadrinó.