Las tradiciones mexicanas las protagonistas de una noche que se vuelve tradición, las fusiones mexicanas e invitada de lujo… Aida Cuevas.

Al subir las escaleras del llamado «Coloso de Reforma», era imposible no sentir la complicidad del público con la cantante, personas caracterizadas como calaveras, algunos en catrinas o vestidas con trajes regionales que se complementaban con adornos florales en la cabeza. Los revendedores hacían su «agosto» mientras que otros hacían negocio con fotografías o inclusive pintaban rostros con vestigios ad hoc.

Al entrar al recinto parecía como si se visitara un camposanto, cada asiento estaba adornado con una flor Damasquina, mejor conocida como “cempasúchil”, acompañada con una tarjeta en rescate de otro de los dones que las tierras Aztecas dieron al mundo; el cacao. Justo en el momento de sentarse, al levantar la mirada al escenario principal  se veía la coronación de las tradiciones mexicanas, una hermosa ofrenda con la esencia del día de muertos, costumbre que el mundo envidia de México.

Alrededor de las 21:10 horas inició el homenaje a todos los que han dejado este mundo con un vals fúnebre muy al estilo de su tierra, Oaxaca. La orquesta al centro del escenario, cubierta por tres pantallas que mostraban imágenes prehispánicas. Lila, vestida en un penacho con plumas de faisán, estampado de jaguar y falda con motivos aztecas, aparece en medio de una gran ovación para interpretar el primer número de la noche «Humito de Copal».

“Qué dicen las calaveras esta noche, los invito a un recorrido al inframundo, como el Tlacuache, el único que lleva a los muertos”, fue el primer contacto verbal con el público antes de cantar «La Iguana», mientras hacían su llegada desde los diferentes inframundos (el de este país, y el de la tradición occidental) el diablo y tlacuache, donde a través de una parodia de Trump, se comentaban las formas de llegar al inframundo, dependiendo la muerte.

“Muerte a los corruptos y asesinos de mujeres, que cada tres horas matan a una en México, para luego interpretar “El preso número 9” y «La reina del Inframundo». La representación del diablo y el tlacuache, con dos actores dieron pie al siguiente tema, «Me fallaste corazón», de Cuco Sánchez.

Siguió el tema «Balas y cacao», para dar la bienvenida al Trío Corona de la Huasteca, que hizo sonar unos huapangos. La oaxaqueña regresó al escenario con otro vestido para interpretar  «Cruz de madera», «La Martiniana», «El Feo», «La mentira», «Patria madrina», «Viene la muerte», «Mano negra» y el tema de su paisano Álvaro Carrillo,  «la Mentira».

En la recta final, Amilkar Jiménez y las Marimbas Yetzi Querio, de Ixtlán de Juárez, Oaxaca, hicieron sonar «La Llorona», «Zapata se queda», «Cruz de olvido» y «El son de los difuntos», para luego interpretar “el Mezcalillo” y lucir los atuendos creados por la coreógrafa Jesusa Rodríguez. “Ha llegado el momento de recordar a alguien querido por nosotros y seguro ya está en el Tlalocan y nos ha de estar esperando, Juan Gabriel”, y los acordes de «Se me olvidó otra vez» empezaban, para entonces invitar a Aida Cuevas y en dueto de voces hacer honor y mantener vivo su recuerdo, le siguieron; “Té sigo amando» y “Amor eterno”, la despedida se hizo con “Paloma negra”.

Esta noche Lila Downs repite la hazaña en un segundo encuentro con su público de la Ciudad de México en el mismo recinto, el Auditorio Nacional.