MÉXICO.- La respuesta a la pregunta que José María Napoleón un día recibió de su padre, la noche de ayer domingo 11 de septiembre en el Auditorio Nacional, fue evidente.
A José María Napoleón alguna vez su padre le preguntó; ¿Sabes por qué cantas? ¿Sabes por qué escribes? La primera respuesta la sabía, la segunda nunca la imaginó. Su padre le entregó un cuaderno con poemas que él había escrito, destreza que su hijo hasta ese momento, desconocía. Y las notas de Molino Rojo empezaban a entonarse y la emoción se sintió en el recinto.
Y después de escuchar a su padre, me permito hacerle la misma pregunta y responderle a la vez.
¿Sabes por qué cantas Napo?
Cantas porque supiste dar voz al sentir de muchos. Cantas porque sientes y emocionas. Cantas porque vives, aprendes y compartes. Cantas porque a través de la sonoridad respiras y haces respirar y suspirar. Cantas porque la mujer y el amor fueron tu inspiración y la vida su competencia. Cantas porque sería de enorme egoísmo quedarte con el mensaje. Cantas porque con tus historias provocas recordar lo importante que es amar en todas sus etapas. Cantas porque sin darte cuenta cada vez que lo haces desde un escenario, o desde la bocina de menos calidad, alguien está acompañándote, alguien está coreando, alguien está sintiendo, alguien está recordando, llorando o simplemente volviendo a vivir. Cantas porque sería un egoísmo haberte quedado con letras que no son tuyas, que le pertenecen a quien a través de ellas se siente identificado. Cantas porque solo tú podrías haber dicho a una madre lo que sería la vida sin su amor y porque nadie podría haber enseñado al hombre que nada es regalado, que se lucha, se esfuerza, por conseguir un sueño. Cantas porque nadie le habría cantado a ese pajarillo, al amor de habitación o al simple hecho de vivir. Cantas porque así eres y haces feliz a muchos, a muchas, a todos lo que entienden que para cantar no se requiere de mucha voz, se requiere de mucho más sentimiento.
El segundo encuentro del 2016 de José María Napoleón con el público del Auditorio Nacional se realizó la noche de ayer, junio y septiembre fueron los meses que registraron en los anales musicales, memorables noches donde las experiencias de Napo y el sentimiento que provocan sus letras, invadió el Coloso.
Tres metales, Una guitarra eléctrica, una acústica, un bajo, batería, piano, teclado y dos coristas (Jane y Paty Ardón), fueron los acompañantes en el escenario al que, en algún momento para cantar Hombre, su hijo José María también le acompañó.
El momento para recordar a Juan Gabriel no faltó y la experiencia de haber grabado un dueto que próximamente saldrá al mercado, provocó el aplauso interminable de un público que como él, admiraban al Divo de Juárez.