Así se despedía en la recta final de su concierto, justo después de mencionar a la banda de músicos y coros que le acompañaban, Boy George se presentó y presumió de estar en nuestro país.

Todos dirán que no llenó, que se tardó en venir, que ya está pasado de moda, que hoy no sorprende que alguien se vista tan peculiar como lo hace él, que su vestimenta es pasada de moda, que solo fueron 5 mil de los más de 16 mil que pudieron haber llenado, pero eso solo debía preocuparle a quien lo trajo, porque Boy George y Culture Club nunca mostraron preocupación, por el contrario, se veía cómo gozaban de estar en un escenario de una plaza ocupada por quienes saben reconocer la importancia de todos ellos, en la música del mundo y de Boy George aún más allá de eso.

Boy George.// Foto: Twitter de la Arena Ciudad de México

Boy George y Culture Club finalmente llegaron a México, si se tardaron o no en llegar y dar continuidad a su éxito en tierras aztecas es otra cosa, eso pudiera ser evidente, pero a quienes nos tocó vivir esa época y asistimos la pasada noche del viernes 1 de julio a su encuentro en la Arena Ciudad de México, seguro nos vinieron muchas cosas a la mente, de la época, de su música, de la música…

“La música me lleva al amor de ayer, al amigo que se adelantó, a mi madre en su lucha, al momento azul, a la nube gris, al inicial vuelo”. Esto lo escribí justo cuando escuchaba y disfrutaba del concierto de alguien que tardó más de tres décadas para venir a México.

Al parecer nos había visitado en dos ocasiones pero como DJ, no con su concierto y la verdad es que no sé definir si eso fue bueno, malo o todo lo contrario, pero particularmente haber visto a quien en su momento fue llamado el príncipe del pop, Boy George & Culture Club en la Arena Ciudad de México me transportó a una época, década, que fue base fundamental en la vida de la humanidad.

En los años 80’s la revolución se vivió en muchos sentidos, no solo bélicos, también musical, científico e intelectual, hay un antes y un después de los ochentas, nadie debería dudarlo.

A mí me corresponde hablar del musical y BOY GEORGE & CULTURE CLUB son parte de ello, el grupo por la música y, Boy George por sus canciones, su personalidad, su visión vanguardista y su valor a reconocer no solo sus preferencias, también sus equivocaciones.

Todos sabemos que en esa década lo que se hiciera para abrir los ojos, evolucionar, era mal visto, en muchas cosas estábamos en pañales.

Por ejemplo, que un hombre se pintara y se vistiera como mujer no sólo era mal visto, criticado o juzgado sin entenderlo, para ser puntuales, ni siquiera se podía «tratar» de entender. Él, se arriesgó, lo gritó y no tuvo miedo.

A él cuando lo señalaron y acusaron de una supuesta paternidad no le sorprendió, se dedicó a reír señalando a la vez que nunca se había acostado con una mujer, la supuesta madre de su hijo desistió de la demanda y él siguió su vida. Sin tapujos le dijo al mundo su preferencia a través de las acciones de otros, cosa que solo ayudó a confirmar lo no se debía cuestionar. A muchos les importaba tanto como hoy, a otros tantos nos valía, era y es su vida.

El Sida, la guerra por las Islas Malvinas, la persecución por la libertad de culto, todo cambiaba, en todo se iniciaba una lucha y todo, en algún momento, se veía reflejado en la música.

War, War, stupid… cantaba por el mundo Boy George. El video de dicha canción, formato que nació en esos tiempos, mostraba su protesta contra la lucha del hombre por dominar a su misma especie, sin importar con ello quién y cuántos murieran.

Mientras todo eso pasaba, yo vivía mi primer amor, despertaba como el mundo a una realidad menos fantasiosa, mi madre no podría con todo y debía volar con mis propias alas, buscar mi futuro y decidir qué sería de mí vida… y tuve que amar y no ser amado, caminar, tropezar, llorar y reiniciar, hube de vivir y ponerle música a mi vida, eso me ayudó a no desistir, a que fuera menos doloroso.

Una de esas canciones que triunfaba era de Boy George y Culture Club, Karma Chameleon, en ese momento yo la cantaba como muchos, en mí propio inglés y sin saber qué decía, tiempo después la entendí, pero también descifré que la música, primero, solo se siente. Y Karma Chameleon tuvo gran culpa, esa inolvidable noche la canté, grité y disfruté, a decir verdad, me ayudó a recordar que, con gusto volvería a vivir y recorrer el camino que me llevó a este gran hoy.

Karma Chameleon significa, tiene, y conlleva algo de mí juventud, esa que cada vez queda más atrás en el cuerpo pero nunca, en la mente, ni en mí recuerdo… ¡Gracias Boy George! ¡Gracias música! ¡Gracias Dios! ¡Gracias vida!

Boy George.// Foto: Twitter de la Arena Ciudad de México

aegm.