Esta producción es una de las adaptaciones de videojuegos mejor logradas hasta ahora; mantiene la visión de un producto que tiene como prioridad el entretenimiento, pero sin seguir del todo la línea de productos tipo “comida rápida”.

La triste realidad es que son muy pocos los conceptos surgidos del mundo de las consolas que han logrado convertirse, ya no digamos en buenas, sino en aceptables películas. Entre las más rescatables están Silent Hill o Tomb Rider.

Afortunadamente en Warcraft, que retoma un clásico de los juegos para PC -creado hace más de quince años-, pertenece a esta última categoría por dos razones principales: La primera, no se preocupa por seguir una línea dramática en específico, proveniente de la fuente original –que de por sí son muy abiertas–, sino por desarrollar un episodio propio –el origen del conflicto sobre el que gira el asunto del videojuego–, ubicado en el universo Warcraft, eso sí, respetando su mitología y sus convenciones.

El diseño y la caracterización de los personajes además está basado por completo en el espectacular trabajo que los ilustradores han realizado durante bastante tiempo para la franquicia: se ofrece un concepto visual atractivo tanto para fans, como para público en general, al mismo tiempo que novedoso y con cierta identidad.

La otra razón, la principal, es que a pesar de que gran parte de la película es digital, ésta tiene alma: mantiene la visión de un producto que prioriza el entretenimiento, pero sin seguir del todo la línea de productos tipo “comida rápida”, que hoy inundan la cartelera.

Es cierto, el director Duncan Jones –hijo del legendarios David Bowie y responsable de películas como Moon– no evita caer en los tópicos usuales del género de fantasía, amén de que abusa de varios clichés; sin embargo, todo fluye a un ritmo constante y encaja dentro de una maquinaria que termina por entregar una película redonda y espectacular.

Con una trama plagada de cruentas batallas resultado de que los horcos, luego de acabar con su propio mundo, deciden invadir el de los humanos, este con reminiscencias medievales y allí donde conviven reyes, caballeros, magos y diversas criaturas fantásticas. Se trata pues de una producción que sin afanarse en inventar fórmulas, sigue al pie de la letra lo que dicta la receta de un blockbuster divertido, y plantea los elementos necesarios para lo que habrá de convertirá en en una franquicia.

aegm.