Armando, de 23 años, era estilista y parte de la comunidad gay de Cosamaolapan, Veracruz.

A su estética le dedicaba todas sus ganas de trabajar y salir adelante.

El mes de marzo del 2019, salió de casa de sus padres. Iba a comprar algunas gorras a las cuales les pondría el logo de su estética.

La idea era que el «rey gay» del desfile de su municipio las arrojara al público para que así su negocio tuviera publicidad.

Salió cerca de las 10:00 horas aquel día, pero ya no regresó.

Su familia, que tenía un compromiso, notó rápidamente su ausencia y comenzaron a buscarlo.

Los amigos del joven hicieron lo mismo.

Pero fue uno de sus familiares quien encontró el cuerpo de Armando.

Estaba en otro inmueble de la familia que era usado como bodega y donde el chico tenía una mascota que visitaba frecuentemente para alimentar.

Ahí apareció, semidesnudo, tirado en el suelo y con un gran cuchillo clavado en el cuello, que había sido cortado de lado a lado.

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El principal sospechoso del crimen es aún el novio de Armando.

La mamá

A tres meses de aquel suceso, la madre de la víctima, asegura que, según las autoridades, el caso va «bien» pues ya tienen «todo».

Según la progenitora, Armando recibió amenazas de muerte días antes de ser atacado.

También señaló que el día del crimen, el joven estaba irritable y nervioso, pero que nunca pensó en lo que podría pasar.

Hay que señalar que, según la organización civil Letra S, Veracruz fue la entidad líder en cuanto a ejecuciones de personas de la comunidad LGBTTTI, con 43, durante el sexenio pasado.

Sin embargo, en los primeros cuatro meses del 2019 ya se han registrado 28 asesinatos.

Cabe decir que las autoridades no han corroborado esta información.

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