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El Lunario se rinde ante Vanesa Martín

El Lunario se rinde ante Vanesa Martín

CDMX, México.- La voz de Vanesa Martín marcaba el inicio de una noche mágica. Apenas y empezaban los acordes de “Nunca me conoció” cuando el público se rendía ante la española. Su salida ya estaba anunciada, y eran los gritos de la gente que secundaban la aprobación de un encuentro esperado, anisado, de la unión de una lírica y sonora sin poses.

La voz y la música de Vanesa Martín está siempre presta para ser escuchada por quienes están ávidos de sentir, recordar, amar, dejar de amar y volver a amar, para comprobarlo solo denle unos segundos que ella se encargará de aprovecharlos. Frenar enero, Santo y seña, Inmunes eran solo el comienzo de una nueva conquista.

Los gritos de; ¡Chula!, ¡Bárbara!, ¡Preciosa!, ¡Te queremos!, ¡Guapa!, ¡Bravo!, ¡Te amo Vanesa! No eran suficientes para decirle lo que le quieren en México. Más de uno, sin importar que fuera mujer u hombre cantaban al unísono con ella, así como si le hubieran dictado al oído su vida, esa desventura, ese momento ideal, la cita perfecta o la piel equivocada.



Que se entere Madrid, Sucederá, Ya, Si me abrazaras, eran entregadas al público por su autora como si estuviera en el show 133 donde la realidad es que era solo el inicio. Si Vanesa hubiera adivinado ese sentimiento que les provocaría con sus letras, ese como si se conocieran de siempre, seguro habría venido antes.

En el escenario era ella, un bajo (Gustavo Escalante), una batería (Pedro Escalante), una guitarra y violín (Joaquín Calderón), Guitarra eléctrica (José Marín), un piano (Alberto Midas), un juego de luces que nunca la opaco, y que nunca se permitió ser más que ella o sus canciones.

Vanesa dejó ver que esa noche lo más importante era el encuentro de su música con un público que por momentos pareciera que solo aplaude el ritmo de moda, sin importar la música con sentido. Durmiendo sola, Porque queramos vernos, daban cuenta de eso. Vanesa en cada canción hace a los músicos sus cómplices, ellos con cada movimiento le entiende si quiere alargar la nota, cortarla o seguirla. Esa complicidad quedo evidenciada con los solos que hizo a piano y voz y a tres guitarras. Momentos que el respetable le reconoció con una gran ovación de pie.

Pero su especialidad no es solo a ritmo lento, las rapiditas también forman parte de su repertorio. Un momento de ritmo rockero pero con letras descriptivas invitaban a todos a levantarse de la silla, ponerse a bailar y aplaudir. Pero ese momento daba paso a su sentir lento, justo cuando se desea que nunca acabe, se presentía que empezaba la recta final con Descubrí, te has perdido quién soy, nueve días y sin saber por qué.



La locura ya estaba asegurada desde temas atrás, pero esos primeros testigos de su éxito la obligaron a regresar, pero era esa obligación dulce, emotiva, de esas que no se olvidan, de las que se guardan para el recuerdo. Y para cerrar les entregó Déjame a mí y complicidad. La noche terminaba cómo empezó, evocadora, sensible y marcada por un debut que tiene futuro y que suena a matrimonio eterno entre su música y un país que, desde ya, la quiere y le aplaude.

Vanesa Martín tuvo un gran éxito en el primero de dos conciertos totalmente agotados en el Lunario, el resultado sorprendió a propios y extraños e incluso a ella misma, pero lo que emocionó

y motivó que le aplaudieran más, es el que haya anunciado que se presentará el 18 de noviembre próximo en el Teatro Metropólitan.