Hay cosas que de verdad no puedes decir en el trabajo, y si de plano te consumen las ganas por hacerlo, debes de revisar tus prioridades y ver si de verdad estás haciendo lo que te apasiona o lo que estás dispuesto a hacer por dinero.

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¡Eso no es justo! 

Bueno, desde la casa nos dicen que el mundo no es justo, pero si eso no pasó. Lo mejor es ser propositivo, ya que sólo podrás obtener algo extra o que de verdad mereces si sabes pedirlo.

Si crees que te mereces algo, diseña un buen argumento y preséntalo a quien crees que te pueda ayudar. Solucionar es mejor que quejarse, siempre. De hecho para eso te contrataron, para resolver.

No es mi problema. No es mi trabajo. No me pagan para eso.

No puede ser, ¿de verdad has dicho eso? Estar tres frases no sólo son un obstáculo para lograr un ascenso, sino que podrían provocar que te quiten responsabilidades, que te tengan desconfianza y que eventualmente, te quiten el puesto.

Tampoco estamos diciendo que aceptes todo y que te cargues de trabajo hasta que ya no puedas más, pero delegar trabajo también es una habilidad que debes de desarrollar y sólo es para obtener mejores resultados, no para cargarle la mano a los demás.

Lo intentaré.

Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. Con esta frase dejas patente que existe una gran posibilidad de fallar.
Es un vago. Mi trabajo apesta. Odio esta empresa.

Deja de criticar sólo por deporte. Un profesional hace críticas constructivas, de lo contrario sólo estás haciendo notar tu inmadurez. Evita hacer juicios que reflejen la pobreza de carácter que tienes, recuerda que cuando críticas a los demás, te defines a ti mismo.
Pero nosotros siempre lo hacemos así.

¿Entonces qué pasa con la innovación que tanto aclamas? Estas frases revelan que no eres una persona abierta a los cambios y que puedes llegar a ser inflexible y las personas así no hacen buenos equipos.

Si eres así y la compañía está en busca de un nuevo líder, nadie te volteará a ver.

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